_
_
_
_

El dilema del socialismo vasco

Los militantes del PSE-EE debaten sobre su actual crisis y creen necesario clarificar su estrategia y definir la línea política

Cuando aún faltan dos meses para su congreso extraordinario, el socialismo vasco vive ya inmerso en la vorágine de la discusión y la disputa internas, agitado por las maniobras desplegadas en su seno, pese a que la gran mayoría de la militancia no dispone de más documentos de debate que la ponencia de síntesis que acaba de hacer pública la gestora nombrada por la Ejecutiva Federal del PSOE. La renuncia de Nicolás Redondo a recuperar la secretaría general del Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezkerra (PSE-EE), cargo que abandonó el 21 de diciembre para provocar la convocatoria del congreso, no anula el pulso establecido entre los partidarios de sus tesis y las direcciones de Vizcaya y Guipúzcoa.

Las bases creen que la filtración del encuentro Aznar-Redondo marcó el inicio del juego sucio
'Todos defendemos lo mismo; las diferencias son de talante, de aptitudes y también personales'
En 20 años, el PSE-EE de Hernani ha perdido 1.600 votos, sobre todo en beneficio del PP
Más información
'La dimisión de Redondo puede permitir realizar con libertad un debate necesario'
Zapatero prescinde de las 'familias' del PSOE vasco en su gestora
Jáuregui regresa a la dirección del socialismo vasco

Las espadas siguen en alto, si bien los detractores del ex secretario general del PSE-EE respiran ahora aliviados de su temor a que Nicolás Redondo resurgiera victorioso en el congreso y volviera a encaramarse a la secretaría general. La filtración del pasado encuentro entre Nicolás Redondo y José María Aznar ha tenido un impacto demoledor en un momento en el que el PSE-EE aparece groseramente dividido entre los militantes partidarios a pactar con el nacionalismo en el poder y quienes defienden mantener la alianza opositora con el PP.

Un breve recorrido por las agrupaciones socialistas vascas muestra que el debate, informal pero intenso y descarnado, está lejos de resquebrajar las relaciones personales en las bases del PSE-EE, aunque sí las pone a prueba y las somete a un cierto desgaste. El encuentro con la militancia del socialismo vasco, compuesta por unos 5.000 afiliados activos, supone en muchos casos descubrir a verdaderos héroes ciudadanos generosos y sacrificados, que sólo le piden a la política que contribuya al bienestar común; luchadores anónimos que creen que el PSE-EE debe clarificar su línea política y definir su estrategia en estos tiempos de zozobra.

'Será mejor que no pregunte por la Casa del Pueblo si tiene problemas para encontrarla; pregunte mejor por el polideportivo o por la tienda que está al lado'. Es el consejo al periodista de un militante de Hernani que cuando acude a su sede, lo que ocurre sólo esporádicamente, tiene una sensación 'como de ahogo'. Con 1.400 votos y un centenar de afiliados en una población de 18.000 habitantes, la Casa del Pueblo de Hernani está efectivamente camuflada en el paisaje urbano. Sin banderas, rótulos, ni letreros que la identifiquen -la pista la da un cartel de la UGT que alcanza a vislumbrarse desde el exterior-, se diría que lo que preside su deteriorada fachada es la consigna invisible de 'no provocary pasar desapercibidos'.

En el interior de la sede, un local de paredes ocres, brillantes, envuelto en una atmósfera de búnker, sólo hay cuatro hombres mayores jugando a las cartas y la persona que atiende el bar, además del militante socialista y de sus escoltas.

'Derribar al PNV no es bueno', dice, 'porque nos lleva al enfrentamiento. Ahora no hay posibilidad de acuerdo con el nacionalismo, pero la política de bloques es muy peligrosa. Nosotros nos equivocamos al ir junto al PP en las elecciones pasadas y yo no sé si habríamos sacado más votos o menos, pero al menos habríamos sido nosotros mismos', indica este hombre que, por razones de seguridad, no pisa el centro de su localidad desde hace más un año.

'Aquí, en Hernani, ya sabe usted, el feudo de HB, tenemos una presión inmensa; vamos, que no se nos quita el miedo. Nos han asaltado la sede varias veces, la han quemado, apedreado, destrozado en muchas ocasiones, y no permiten que pongamos ningún distintivo socialista en la fachada. La última vez que pusimos algo, un crespón negro por el asesinato de Fernando Buesa, nos lo arrancaron ese mismo día'.

Al igual que otros compañeros suyos, este militante y su familia cargan con una larga y despiadada serie de ataques y amenazas que él se niega a describir para el periódico por temor a ser identificado y nuevamente represaliado. Más que humedad, lo que las paredes de la Casa del Pueblo de Hernani exudan desde hace tiempo es un miedo sucio a la marginación, a la persecución infame, al asesinato, un temor del que tampoco están libres los otros partidos democráticos en ese municipio. En los últimos 20 años, el PSE- EE de Hernani ha perdido, en beneficio sobre todo del PP, unos 1.600 votos.

He aquí algunas de las opiniones con las que este militante encara el debate precongresual: 'En Euskadi no existe libertad, evidentemente, y yo creo que la dirección del PNV tiene también su responsabilidad porque les da cobertura política y subvenciones a los violentos, porque permite que HB gobierne en minoría en municipios donde la convivencia es imposible. Pero es que ir con el PP, con esta derecha de la ley de Extranjería y de Aznar, da verdadero miedo. Además', añade, 'está claro que el PNV entiende la situación vasca mejor que el PP, que por otra parte aquí ni aparece. Ni siquiera hacen caravana electoral en las elecciones. Yo estoy en contra del proceso de autodeterminación nacionalista, desde luego, pero bueno, en la ponencia de Eguiguren lo único que se dice es que hay que entrar en esa discusión. Lo que pasa en Euskadi es que el carné nacionalista abre muchas puertas y el nuestro nos las cierra. Por eso, el PNV se mete en los círculos extremeños, andaluces y castellanos, y saca un montón de votos. Ellos tienen la patente de vascos y ojalá cambiaran su política y siguieran el modelo catalán para poder pactar con ellos', indica.

Reclamar la estricta coherencia de los planteamientos políticos puede resultar una aspiración excesiva en situaciones tan dramáticas, pero el miedo a aparecer asociado al PP, la aversión a la derecha -el recuerdo de los métodos con los que el partido de Aznar desalojó a los socialistas es un argumento añadido- pesa mucho en los sectores que encabezan los secretarios generales de Guipúzcoa, Jesús Eguiguren, y de Vizcaya, Patxi López.

¿Hasta qué punto el PNV es parte del problema y parte de la solución? Construir una alternativa al nacionalismo, ¿exige pegarse al terreno, interiorizar el componente vasquista, adaptarse en lo posible para situarse en la centralidad, o requiere una oposición frontal, sin concesiones, de alianza con el PP, en la confianza de que llegará el día en que la gran mayoría de los vascos considerará a todos los efectos intolerable lo que efectivamente es una situación intolerable? Son cuestiones que se abordan estos días en las agrupaciones socialistas vascas.

He aquí el diálogo, aproximado, que cuatro militantes guipuzcoanos curtidos en muchas peleas mantuvieron ante el periodista. Dos de ellos proceden de la extinta Euskadiko Ezkerra y los otros dos, del Partido de los Trabajadores de Santiago Carrillo. Además del conocimiento del euskera, algo nada corriente en Vizcaya y Álava, los cuatro tienen en común, inevitablemente, dada la dura comarca guipuzcoana en la que trabajan, una dolorosa experiencia de persecuciones y ataques. 'Además de hacerme pintadas y sacarme panfletos, han atacado mi casa con cócteles y bombas chinas y han quemado mi coche y el de mi hija', comenta uno de ellos.

-'Menos mal que no conseguimos que Mayor Oreja saliera lehendakari', dice para escándalo de algunos de sus compañeros un militante guipuzcoano procedente de Euskadiko Ezkerra.

-'Lo que os pasa es que tenéis complejo de Peter Pan y además ignoráis que los socialistas se han aliado con la derecha democrática en la historia para la conquista de la libertad', le responde otro antiguo militante de EE. 'Si aceptáis que lo que está en juego en Euskadi es la libertad y que el nacionalismo, lejos de luchar contra eso, se ha embarcado en un proyecto de exclusión, tendréis que admitir que hay que construir una alternativa a esa situación', añade.

-'No estoy por ser la comparsa del PP, ni dejarme guiar por La Moncloa', responde el primero. 'Mira, yo voy a seguir viviendo aquí, el PNV no es tan monolítico como lo pintan, y en este país, para desgracia nuestra, siempre va a haber un Cura de Santa Cruz decidido a dar tiros. No estoy por hacer seguidismo de nadie'.

-'Si hemos hecho seguidismo será porque nos han tomado la delantera, porque se nos han anticipado. Por eso el PP subió como la espuma. Durante años hemos seguido una política errática, hemos dejado que el nacionalismo construyera poco a poco su país y después de colaborar fielmente con ellos durante 12 años se fueron con ETA y HB a Lizarra en un proyecto dirigido a excluirnos en nuestro propio país. Convenceos: ETA busca nuestra eliminación física, pero los otros nacionalistas pretenden eliminarnos políticamente'.

-'Pero los gobiernos de coalición jugaron un efecto positivo, conseguimos racionalizar la situación y hacer una política más justa, de menos desigualdades', interviene un tercero. 'No podéis olvidar que somos los socialistas los que creamos Osakidetza, los que dirigimos el sistema educativo...'.

-'Repito: ¿Cuál es la contradicción principal? Tenemos a un PNV que ocupa a la vez el espacio de la legalidad y de la ruptura mientras vivimos una situación predemocrática. Hasta que el PNV no renuncie a romper las reglas de juego, debemos mantener un frente democrático por la libertad con el PP vasco que está como nosotros, en la oposición y bien jodido'.

-'Cuando mataron a Gregorio Ordóñez, algunos dijimos que todos éramos del PP, pero hubo compañeros que pensaron que la cosa no iba con nosotros'.

-'Eso no es verdad. Y cuando mataron a Goikoetxea, el sargento de la Ertzaintza, ¿también dijiste que eras del PNV?'

-'Salí a hacer pintadas'.

-'Pues yo antepongo la libertad a todo, pero nunca seré ni del PP ni del PNV'.

Los socialistas vascos se encuentran enredados en la tesitura de pronunciarse entre lo malo y lo peor y no se ponen de acuerdo a la hora de calificar a una y otra opción. ¿Quién da más miedo, quién genera más rechazo? Ésa es la pregunta que, a falta de una estrategia definida del socialismo vasco, emerge en la pugna interna del PSE-EE, aflora a la hora de prefigurar la política de alianzas y hasta subyace en el diagnóstico de la situación. Porque, aunque en estos momentos de precongreso, ambas partes liman los aspectos más discutibles de sus planteamientos para alinear a su favor el mayor número de apoyos, está claro que desde el pasado 13 de mayo, fecha de las elecciones autonómicas que ratificaron el dominio nacionalista, las direcciones de Guipúzcoa y Vizcaya creyeron llegado el momento de desmarcarse del PP, entre otras cosas porque entrevieron un cambio sustancial en el comportamiento del PNV, que no necesita ya los votos de HB para gobernar. '¿Pero quién se ha llevado la ponencia Eguiguren y la autodeterminación?', preguntan, ahora en tono jocoso, los partidarios de las posiciones defendidas por Nicolás Redondo.

Ese sector, que cuenta con el apoyo de una parte de la ejecutiva de la dirección de Euskadi y confía mucho en los delegados alaveses al congreso, cree que la filtración de la noticia sobre la entrevista de Redondo con Aznar marca el inicio del juego sucio. 'Seguimos pensando que éste es un debate de ideas, no de personas, pero nuestros compañeros de la dirección de Madrid prefieren contar con el PNV para poder maniobrar contra el PP y por eso no están interesados en levantar una alternativa al nacionalismo', comenta un militante de Ermua. Buena parte de la agrupación socialista del municipio del asesinado Miguel Ángel Blanco parece más o menos decantada por las tesis de Redondo. 'Él ha estado a la altura de las circunstancias; si ha dimitido es porque hay diferencias notables en la estrategia, que hay que despejar de una vez si no queremos volver a incurrir en la ambigüedad y dejarle despejada la vía al nacionalismo. Este escándalo por la entrevista con Aznar me parece gratuito', alega.

A su juicio, compartido por otros compañeros de agrupación, la movilización antiterrorista que despliega el Ayuntamiento del PSE-EE y que mantiene a HB arrinconada, puede ser trasladada con éxito al resto de los municipios vascos. 'Muchas cosas cambiarían en Euskadi', dicen, 'si las fuerzas democráticas vascas recuperáramos la calle desde los ayuntamientos, porque los ciudadanos se implican cuando comprueban que todos los políticos decentes se implican, cuando ven una actitud permanente de compromiso. Ésa es la alternativa por la libertad que tenemos que construir en lugar de recelar si coincides o no con el PP. ¿Qué pasa, tengo que dejar de coger agua porque coincido con el PP en la fuente? ¿Acaso los nazis hacían distingos entre los judíos de izquierda o de derecha? No nos engañemos, aquí también nos persiguen y nos matan porque somos distintos, porque pensamos distinto'. Una pregunta clave es si existen verdaderamente dos estrategias o sólo diferencias resultantes de la pluralidad natural, sociológica, cultural, del socialismo vasco, al que se reparte, algo abusivamente quizás, entre la corriente vasquista, localizada en Guipúzcoa; la obrerista vizcaína, y la mesetaria española alavesa.

Según los partidarios de la tesis de Redondo, existen efectivamente dos estrategias, aunque se manifiesten de forma implícita o embrionaria y aunque la situación política de acoso terrorista, de mayoría nacionalista en clave soberanista, deje hoy por hoy muy poco margen de maniobra al PSE-EE. No es lo que opinan, desde luego, en la agrupación de Barakaldo, la más nutrida del socialismo vasco. 'Las diferencias son verdaderamente pequeñas, pero están siendo agigantadas por los medios de comunicación', sostiene una militante.

'Nosotros tenemos una visión positiva de los gobiernos de coalición con el PNV y creemos que después de las elecciones nuestro partido no tuvo los reflejos suficientes para tomar la iniciativa en un contexto en el que el PNV no necesita ya los votos de HB e invitaba a IU a entrar en el Gobierno', dice Tontxu Rodríguez, secretario general de la agrupación. 'Deberíamos haber hecho algo para evitar la entrada de IU, adoptar una actitud distinta. La abstención parlamentaria', dice, 'puede ser una buena fórmula para no coincidir con el PP'. Otros militantes de Barakaldo suscriben que la aversión al PP es muy superior a la del PNV. 'Hay gente que no lo soporta. Durante la campaña electoral', explican, 'hubo compañeros que amenazaron con romper el carné si íbamos de la mano de los hijos de los franquistas. Entonces se aguantó porque se pensó que no había otra vía. Pero ahora...'.

Problema de liderazgo

La frustración electoral estará también presente en el congreso. 'Redondo dice que los 250.000 votos son el mejor resultado que el PSE-EE ha obtenido en unas autonómicas, pero no dice que la participación subió 20 puntos', comenta un militante. 'Todos defendemos lo mismo, las diferencias están sobre todo en los talantes, en las actitudes y también en las diferencias personales, claro'. En estos círculos del aparato vizcaíno Nicolás Redondo no suscita precisamente adhesiones entusiastas. 'Hay un problema de falta de liderazgo. La dimisión de Redondo fue un acto de irresponsabilidad, porque debería haberse producido ante el órgano competente; y no puede hablarse de deslealtad de la Ejecutiva hacia él', apostilla el secretario general de Barakaldo. La alusión al encuentro con el presidente del Gobierno central anima a intervenir a militantes que habían permanecido callados. 'Ahora sí me creo que todo viene de La Moncloa'. 'Y encima fue con su padre'. 'Es una traición'.

También algunos partidarios de Redondo creen que las diferencias en Vizcaya no son o no eran exactamente ideológicas. 'Son pugnas orgánicas que se han revestido de diferencias políticas a partir del momento en que la dirección provincial asumió el documento de Eguiguren', indica un militante de la Margen Izquierda. 'No tiene sentido plantearse pactar con un nacionalismo que lo que pretende no es el acuerdo, sino que te sumes a su proyecto. Ésta no es una pugna entre el vasquismo y el no vasquismo cultural o político. Está muy bien' añade, 'que la gestora haga un ejercicio de síntesis y que el congreso sea todo lo integrador posible', subraya, 'pero en los tiempos que corren no podemos seguir con una estrategia difusa, no podemos poner todas las ideas una detrás de otra. Me da vergüenza lo de la filtración del encuentro con Aznar, que sale seis meses más tarde, pero yo, y otros como yo, si hemos estado con Nicolás es por las ideas que ha defendido Nicolás. Está claro', sostiene, 'que tenemos que adoptar una estrategia que nos comprometa a todos. No sirve aprobar líneas políticas que luego desnaturalizan los encargados de ponerlas en práctica'.

Lo que parece claro también es que las diferencias entre los socialistas vascos hay que buscarlas no sólo en el énfasis puesto en determinados aspectos, sino también en lo que se prejuzga, en las intenciones, gratuitas o no, que se atribuyen al oponente. 'A veces, viendo tantas maniobras, intoxicaciones y tantas jugadas sucias me dan ganas de pedir a gritos que los campeones de la cúpula se batan en duelo', indica una militante guipuzcoana. Del control de las malas pasiones desatadas depende, quizás también, que el largo proceso congresual del PSE-EE no les resulte desgarrador y que el socialismo vasco, tan proclive a mostrar sus miserias y tan valiente, salga efectivamente reforzado de la prueba.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_