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Nike rompe con Pete Sampras 'por aburrido'

Cuando Pete Sampras apareció en su primera conferencia de prensa en Melbourne tocado con una gorra de Los Ángeles Lakers causó un cierto estupor. Prácticamente toda su carrera la había desarrollado con el apoyo incondicional de Nike, pero las palabras del ex número uno pusieron al descubierto que la concordia entre la marca y el jugador había concluido. 'Yo estoy contento con lo que hemos hecho juntos', señaló entonces Sampras, actualmente número 10 del mundo. 'pero mi compromiso con ellos ya no existe'. Con mucha más crudeza se analizó la situación desde la multinacional estadounidense. El despido se ha producido, según Efe, porque Sampras 'es un jugador brillante, pero aburre con su juego'. La colaboración entre Nike y Sampras se extendió por espacio de ocho años, durante los cuales el jugador se mantuvo en la cresta de la ola, ganó la mayor parte de sus 13 títulos del Grand Slam y fue consecutivamente seis años número uno. Sampras nunca tuvo el mejor contrato tenístico de Nike, que siempre estuvo reservado a Andre Agassi, un tenista más carismático. Sin embargo, en estos ocho años, a ningún miembro de Nike se le ocurrió hablar del aburrimiento que producía Sampras. 'Ganar es simplemente uno de los factores que determinan un patrocinio', comentó ayer Craig Richards, prestigioso consultor de patrocinios. 'Sampras fue el mejor del mundo, pero Nike nunca lo utilizó como su figura. Agassi le comió el terreno porque atrae más al público. Incluso en los deportes más importantes, triunfar no es determinante. Debe haber algo más'. La tesis de Richards se sustenta en el controvertido mundo del tenis, donde una tenista como Ana Kurnikova, que nunca ha conquistado ningún torneo, es la que más gana entre las mujeres. Mientras Sampras alcanzó en su carrera unas ganancias de 42 millones de dólares (46,2 millones de euros) en premios, Kurnikova ingresa anualmente alrededor de 20 millones de dólares (22 millones de euros) en concepto de publicidad. El despido de Sampras, justo cuando empieza su declive, no hace más que descubrir las crudeza de las relaciones entre las marcas más agresivas y los jugadores, aunque puede suponer un revulsivo para el americano en Australia.

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