Un organista en la memoria
Un órgano monumental instalado en Valencia y un CD recuerdan la obra del músico Joan Baptiste Cabanilles
El hijo de un herrero mallorquín apellidado Cabanilles, que recaló en Algemesí sin saber por qué hace unos 400 años, se convirtió en el más importante organista español del siglo XVII. Joan Baptiste Cabanilles aprendió música en el grupo Infantillos, que cantaba en la basílica de Sant Jaume, y a los 21 años conseguía la plaza de organista en la catedral de Valencia. Su vasta obra ha sido reconocida antes en Europa que en su propia tierra. De hecho, sus orígenes fueron toda una incógnita hasta mediados del siglo XX.
Un capellán catalán, Higinio Anglés, inició las investigaciones en los años treinta. Se informó en catedrales y parroquias de Cataluña, Mallorca y Valencia, hasta encontrar en el archivo de la catedral valenciana un montón de partituras. Eso le condujo hasta la localidad de Algemesí, donde encontró la partida de bautismo, precisamente en su basílica. Los datos hallados revelan que Joan Baptista nació en el año 1644, en la calle de Fusters, muy cerca del convento de Sant Vicent.
A Anglés se le debe el primer estudio biográfico y el inicio de la edición de las obras completas, trabajo realizado desde la sección de Música de la Biblioteca de Cataluña, que se materializó en cuatro volúmenes aparecidos en los años 1927, 1933, 1936 y 1956.
Aquel proyecto, del que salieron unas 70 obras, quedó paralizado hasta que el ya desaparecido Instituto de Musicología, en colaboración con la Asociación Cabanilles Amigos del Órgano (ACAO), programó la edición de un centenar de obras inéditas, transcritas por el organista de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, Julián Sagasta.
Paralelamente, la Biblioteca de Cataluña decidió continuar su colección a través de las transcripciones del que también fuera organista de la catedral de Valencia, José Climent. Fruto de ello fueron tres nuevos volúmenes de tientos y versos del compositor ribereño. A la tarea recopiladora de la vasta obra de Cabanilles se sumó el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que en 1986 publicó el primer volumen de versos organísticos.
Su pueblo natal le rendía el primer homenaje en 1962, nada más conocer los orígenes de un vecino tan ilustre. Era el 250 aniversario de su muerte cuando la Fundación Cabanilles programó diversos actos en Algemesí y Valencia, al tiempo que se inmortalizaba su procedencia con un gran monumento.
Pero los seguidores de Cabanilles, unos 50 valencianos asociados en ACAO, pergeñaron en los años ochenta un ambicioso proyecto, presupuestado en 180 millones de pesetas de entonces. Un impresionante órgano mecánico, el mayor de España, de 14 metros de ancho, 2,5 metros de fondo y 8,5 metros de altura. La ardua tarea se la encomendaron a un artesano barcelonés, Gabriel Blancafort que, tras cuatro lustros de intensos trabajos, falleció, al tiempo que culminó su gran obra el pasado 30 de agosto. Fue su hijo el que remató el montaje con los 5.000 tubos de madera y una aleación de plomo y estaño, construidos en Alemania. El monumental órgano, que se encuentra todavía en periodo de ajuste, se instaló el pasado diciembre en la iglesia de la Compañía de Jesús en Valencia.
El órgano, bautizado con el nombre de Cabanilles, ha sido posible gracias a la subvención de la Generalitat y a las numerosas aportaciones de empresas y particulares.
Ahora, el Ayuntamiento de Algemesí, conjuntamente con la Unesco, ha editado un disco compacto, La liturgia mariana en Cabanilles, con el fin de 'recuperar y popularizar su obra', manifestó ayer el coordinador musical y miembro de ACAO, Lluís Domingo, durante la presentación de esta producción discográfica.
Para Domingo, si Cabanilles hubiera nacido en Alemania, 'su reconocimiento internacional sería similar al de Juan Sebastian Bach', que fuera organista contemporáneo del compositor valenciano. El catedrático del Conservatorio de Valencia Vicent Ros, interpretó salves, tientos y versos de este disco, primero de los programados por el Consistorio, que pretende 'cubrir un vacío vergonzoso', dado que más de la mitad de su obra todavía está pendiente de ser editada por encontrarse 'muy dispersa'.
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