Gran arte con fines solidarios
Buen cante y buen toque. El público que llenaba a tope la sala -mucha gente, demasiada, se quedó de pie o sentada en el suelo- tuvo una importante compensación artística a lo largo de tres horas de espectáculo. Pero los problemas iniciales -empezó con media hora de retraso sobre la anunciada previamente- llevaron al enfado a personas que lo hicieron patente con fuertes protestas. 'Podemos ser muy solidarios -me decía una espectadora sentada en el pasillo central-, pero pagar 2.500 pesetas para estar sentado en el suelo...'.
Vayamos a lo grato, que estuvo abundantemente en el arte. Oímos espléndido cante, que alcanzó el clímax cuando Esperanza Fernández lució su estampa de flamenca de ley y dio lugar al alboroto del entusiasmo cantando admirablemente una serie de cantiñas poco frecuentes, las siguiriyas y, sobre todo, las bulerías finales, tan flamencamente adornadas con sus pasos de baile. Después, Dieguito el Cigala se destapó por soleares, en una larga secuencia en que tuvieron sitio ciertas formas que interpretó magistralmente; este gitano arrastra buen número de fans incondicionales, que le jalean siempre. Antes, Arcángel tuvo su buen hacer habitual y fue grande en el cante por siguiriyas.
V Festival Flamenco de Solidarios
Guitarra en concierto: Jerónimo, Juan Manuel Cañizares. Cante: Arcángel, Esperanza Fernández, El Cigala. Toque: Juan Carlos Romero, Miguel Ángel Cortés, Niño Josele. San Juan Evangelista. Madrid, 12 de enero.
Las guitarras brillaron a enorme altura. Muy bien las acompañantes del cante, con Romero demostrando una vez más que se puede ser un gran músico sin dejar de ser flamenco. Lo que ratificó en concierto Cañizares, siempre muy inteligente y creando una música compleja y de gran dificultad interpretativa, teniendo el guitarrista una actuación de verdadero maestro. Jerónimo Maya, en cambio, me parece que como concertista se halla un poco estancado, cayendo una vez más junto a su hermano Leo en un artificioso efectismo. Que fue lo que más le aplaudió el público, todo hay que decirlo.
Babelia
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