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Columna
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Modelos para el 2003

Lo más lamentable del paso de Jesús Gil por la política no es lo que se haya podido llevar, sino lo que nos deja. En contra de lo que se pueda pensar, su herencia no ha recaído en exclusiva en el PP. Lamentablemente, está bastante repartida.

Hace un par de semanas, el presidente de la Diputación malagueña, Juan Fraile (PSOE) desafiaba una sentencia del Supremo que rechazaba la pignoración de suelo municipal y afirmaba que si tuviera que enajenar patrimonio de la Diputación para lograr financiación lo haría y 'después el que quiera, que me denuncie' y 'si no, que venga el juez y administre'. Las declaraciones de Fraile parecían una simple salida de tono, pero no eran el único indicio de que al PSOE le comienza a parecer bien que se supedite el urbanismo a coyunturales problemas de liquidez.

Si nadie lo enmienda a última hora, la Autoridad Portuaria de Málaga -dependiente de la Junta y con las bendiciones del PSOE malagueño- va a perpetrar a medias con el Ayuntamiento -gobernado por el PP- un inmenso desaguisado urbanístico: la autorización de un edificio de unos doscientos metros de largo por diecinueve de alto que cegará la expansión del Parque hacia el mar.

El mamotreto albergará cines y pizzerías y servirá para sanear las cuentas de la Autoridad Portuaria. Pero, a cambio, hipotecará el futuro de la zona más noble de Málaga y agravará aún más el tráfico de este rincón, que goza de un embotellamiento casi permanente. El asunto ha motivado las alegaciones de los más prestigiosos arquitectos de Málaga y de instituciones como el Colegio de Ingenieros de Caminos, el de Arquitectos, la Academia de San Telmo y la Sociedad Económica de Amigos del País.

Un edificio de este tipo estaba contemplado originalmente en el Plan del Puerto, pero no para un lugar tan céntrico y codiciado. Sin embargo, la Autoridad Portuaria optó por comenzar empeñando su rincón más valioso. Así sería más fácil y rápido. Toma el dinero y corre.

Y lo peor es cómo lo hizo: convocó un concurso 'a efectos de seleccionar una empresa que tuviese capacidad para proponer una ordenación de los muelles 1 y 2, realizarla y explotarla comercialmente'. Es decir, confió a los concursantes la planificación de estos muelles. Nunca se había visto nada igual: se dejaba la ordenación del territorio en manos privadas, las mismas manos, además, que pretendían explotarlo comercialmente. Para más sarcasmo, el concurso fue ganado por una empresa intermediaria. Viva el pelotazo. Como en los mejores tiempos.

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Si el Plan Especial de los Muelles 1 y 2 -que así se llama este engendro- sigue adelante, el PSOE no tendrá necesidad de explicar cuál es el nuevo modelo de ciudad que defiende: ya nos vamos haciendo a la idea. Dentro de una semana, Rodríguez Zapatero inaugurará en Málaga la II Convención Municipal Socialista. Es una buena ocasión para saber si el PSOE apoya definitivamente esta nueva tendencia urbanística ultraprivatizadora que se estrenará en el puerto malagueño. En cualquier caso, sería bueno salir de dudas cuanto antes: así no se hará perder el tiempo a los simpatizantes de buena voluntad convocados por el foro Espacio 2003.

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