La administradora del 'banco filatélico' admite que la entidad ha quebrado
La empresa la dirige una vecina de Fuenlabrada con la casa hipotecada y el marido en paro
El Banco Filátelico Español (Banfisa), una entidad de inversión en sellos de correos, ha quebrado, por lo que no podrá pagar a 'los cientos de particulares' que depositaron sus ahorros en los últimos 14 años. Así lo admitió ayer su administradora única, María del Carmen Navarro, que se confiesa 'arruinada' y con su modesta casa de Fuenlabrada 'hipotecada'. Navarro asegura, no obstante, que todavía intenta conseguir dinero con el que pagar.
Banfisa captó, a finales de los años ochenta, a cientos de clientes y les ofreció inversiones en valores filatélicos. Los inversores tenían que depositar pequeñas cantidades (entre 5.000 y 15.000 pesetas al mes) a unos intereses de entre el 15% y el 20% anual, lo que al cabo de diez años les reportaría un capital de unos dos millones de pesetas. Pero la sorpresa de los clientes llegó en octubre pasado, cuando acudieron a cobrar lo acordado: el Banco Filatélico, sin explicaciones, había cerrado sus puertas. Una treintena de ellos ha denunciado la presunta estafa (véase EL PAÍS de ayer).
La administradora única de Banfisa, y por tanto su máxima responsable en la actualidad, asegura que sólo es una 'persona de paja' a la que han 'cargado todos los problemas'. Navarro, que en 1996 era una simple empleada de Banfisa, se hizo cargo ese año de la sociedad cuando los dos propietarios de la firma la amenazaron con despedirla si no se convertía en administradora única. Y ella, una mujer con su marido en paro y dos hijos a su cargo, aceptó. 'Cuando se lo dije a mi marido se enfadó muchísimo, ni yo misma sabía dónde me había metido. Ha sido la ruina de mi vida', explica.
La entrada de esta vecina de Fuenlabrada en la dirección de la empresa coincidió con la marcha de los anteriores socios y con los primeros problemas económicos de Banfisa. La sede, en la calle del Príncipe, tuvo que ser abandonada a toda prisa. 'Yo tenía que pagar el alquiler a uno de los socios, que era el dueño de la oficina, y él es el que realmente se ha hecho multimillonario', añade. Entonces, Navarro, para reducir gastos, trasladó la sede de la empresa a la calle de la Montera, de donde también fue desahuciada en octubre pasado por falta de pago. 'Yo sólo intentaba salvar la empresa', repite entre sollozos.
Los problemas de Banfisa se hicieron irresolubles, según María del Carmen Navarro, su administradora única, cuando los anteriores propietarios se marcharon con todo el capital de la empresa y con los archivos informáticos: 'A partir de ahí, sólo pude cobrar las cuotas a los inversores, porque el resto de documentación se la habían llevado. No me quedó nada', asegura. Por eso, Navarro desconoce ahora el número exacto de clientes afectados por el impago de las inversiones, aunque habla de 'cien, doscientos o trescientos...'.
La falta de liquidez y de dinero para adquirir más sellos con los que hacer frente a las primeras reclamaciones hizo que la administradora tuviera que hipotecar su vivienda. 'No hemos cerrado la oficina de la calle de Montera porque nos hayamos ido con el dinero de los inversores. Lo único que ha pasado es que, como no podíamos pagar el alquiler, nos desahuciaron. Todos los muebles y el ordenador de la compañía, que fue comprado por mi hijo, están todavía dentro', afirma. 'Reconozco que debo mucho dinero, pero no sé cómo voy a pagarlo', admite.
Navarro sostiene que siempre pagaba a sus clientes en sellos de correos de diversos países del mundo. Para valorarlos, dice, utilizaba catálogos oficiales, como los de Filabo o Edifil, entre otros. 'Por más que lo he intentado y he luchado, la empresa ha fracasado. La situación es tan desesperada que no tengo ni dinero para comer. Sólo acumulo deudas. Gracias a lo que me dan mis hijos puede subsistir mi familia', se lamenta.
Abogado de oficio
Navarro está presentando ahora toda la documentación necesaria para que le asignen un abogado de oficio que la defienda de la treintena de denuncias que han presentado algunos de los clientes. Los 30 denunciantes, que tachan de estafa el impago de las inversiones, calculan en unos 600.000 euros (unos 100 millones de pesetas) la cantidad que les adeuda sólo a ellos.
Los problemas que está pasando Navarro la han obligado a recibir tratamiento psiquiátrico: 'Hace dos años que no aparezco por la oficina. Mi médico me ha recomendado que me aleje de todo este problema si no quiero acabar mal. De todas formas, estoy muy nerviosa. Los clientes pensarán que yo me he forrado con todo esto, pero la verdad es que he arruinado mi vida', reitera.
Mientras, los afectados no se dan por vencidos y han decidido reunirse a finales de mes. Estudian plantear una denuncia conjunta y acudir a los tribunales por vía penal.
La policía, por su parte, investiga a los antiguos socios de Banfisa e intenta descubrir adónde han ido a parar los millones de pesetas que han invertido los clientes durante los últimos 15 años. Los agentes encargados de la investigación no dudan de que surjan más afectados a lo largo de las próximas semanas.
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