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Crónica
Texto informativo con interpretación

Las estrellas del Madrid hacen diana

Los madridistas se perfilan como semifinalistas de Copa tras una cómoda goleada al Rayo

Santiago Segurola

Para acreditar su lujosa nómina de estrellas, el Madrid destrozó al Rayo con goles de Roberto Carlos, Raúl, Zidane y Figo, que ofician de figurones en uno de los equipos más atractivos del mundo. Quizá el más espectacular en estos momentos. No necesitó grandes cosas para imponerse a un rival que se desinfló en el segundo tiempo. El resultado abunda en la tremenda racha madridista y da el cierre a la eliminatoria. Por lo que parece, el Madrid camina a toda máquina hacia la final de Copa.

Como cada partido es una historia, éste vino marcado por las consecuencias del duelo con el Deportivo. El Madrid pareció cansado y distraído durante la primera media hora, por la que pasó el Rayo de puntillas, sin querer molestar a la fiera. No le convenía trasladar el encuentro a lo emotivo y provocar la reacción del Madrid. El Rayo se convirtió en una especie de enemigo difuso. No se excedió en ninguna de sus funciones. Ni defendió con vehemencia, ni atacó con decisión. Quería pasar inadvertido y ayudar a la monotonía del partido, que fue un peñazo durante la mayor parte del primer tiempo.

REAL MADRID 4| RAYO VALLECANO 0

Real Madrid: Casillas, Salgado, Hierro, Karanka, Roberto Carlos; Makelele, Helguera (Solari, m. 61); Figo, Zidane, Raúl (Munitis, m. 86); Guti (Morientes, m. 75). Rayo Vallecano: Lopetegui; Mainz, Corino, De Quintana, Graff; Helder, Pablo Sanz; Peragón, Michel (Azkoitia, m. 62), Baljic (Arteaga, m. 84); Bolo (Glaucio, m. 73). Goles: 1-0. M. 33. Roberto Carlos se interna en diagonal y dispara con la derecha junto al poste izquierdo. 2-0. M. 78. Centro de Figo, Corino desvía al poste y Raúl remata el rebote. 3-0. M. 81. Un nuevo centro de Figo le da a Corino, que intercepta también un primer tiro de Salgado, pero Zidane marca. 4-0. M. 84. Figo se va solo y bate por bajo a Lopetegui. Árbitro: Iturralde. Amonestó a Mainz. 42.600 personas en el Bernabéu gracias los precios populares (6 euros, 1.000 pesetas, la entrada más barata). Partido de ida de cuartos de final de la Copa.

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Pero la teoría antiagitación del Rayo se derrumbó por tres factores. Primero por el gol de Roberto Carlos, producto de una gigantesca distracción de la defensa vallecana. El lateral recogió la pelota en un saque de banda y no encontró oposición en varios metros a la redonda, con lo que eso significa para el turbo. Roberto Carlos se dirigió en diagonal hacia el área, perfilándose para un improbable remate con la derecha, o eso pensaron los defensas del Rayo, que le permitieron prepararse el remate con su pierna inhábil. Pues no. Ante la indiferencia de sus rivales, Roberto Carlos cruzó un derechazo estupendo que entró por el segundo palo. Era el primer remate del Madrid.

El gol tuvo un efecto inmediato sobre el encuentro, pero menos que Guti, objeto de la enemiga de la hinchada madridista, que acostumbra a tomarla con alguno de sus futbolistas, generalmente uno de la casa y preferiblemente de clase. Así ha ocurrido en cada ciclo del equipo, y ahora le toca a Guti, futbolista singular por el que no se tiene el aprecio que merece. El pasado año marcó 14 goles como delantero centro y fue decisivo en la conquista del título, lo quieran o no lo quieran sus detractores. Esta temporada está pagando una lesión que le llevará al quirófano en junio y sufre su prolongada inactividad. Con todo es, junto a Raúl, el principal actor del Madrid en la Copa, donde ha marcado cinco goles, con un protagonismo espectacular en el sufridísimo partido con el Nástic. Pero no hay manera. El público le pegó duro durante todo el encuentro. El caso es que la polémica y los abucheos también sirvieron para dar algún calor al encuentro. Y eso no le vino bien al Rayo.

El árbitro también ayuda a sacar el partido de la modorra. Negó a Guti un gol que debió validar porque la pelota traspasó la raya de la portería. Y un minuto después se inhibió en un derribo a Guti en el área. Lo que parecía el encuentro más anodino de la temporada se convirtió en algo reseñable, con poco fútbol pero con emociones, casi todas protagonizadas por Guti, que participó en la mayoría de los remates de su equipo. Los falló y pagó el peaje durante toda la noche. Fue de los silbidos a la bronca y viceversa. Pero el papel principal del Madrid correspondió a Roberto Carlos, imparable todo el encuentro. Uno de los aspectos más importantes del lateral brasileño es su resistencia a aceptar la normalidad. O mejor, la monotonía.

No es que el Madrid se animara demasiado, pero al menos salió de la murria inicial. El Rayo pasó algunos malos ratos. Oportunidades no tuvo. A Bolo se le escaparon todos los controles, y era el único delantero. De Baljic no hubo noticias. No hay manera de saber qué argumentos dio Toshack para presionar con su fichaje, algo así como 3.300 millones por un futbolista cualquiera. No fue el único de ese pelo que se enroló en el Madrid, y todavía queda alguno que cuesta imaginarle con la camiseta al lado de Raúl, Zidane y Figo, que hicieron valer su categoría en el tramo final. Figo comenzó a desbordar por la derecha, con la misma insistencia de sus mejores días; Raúl añadió en el segundo gol su habilidad para pescar rechaces; Zidane se unió a la fiesta con el tercero. El cuarto se fue a la cuenta de Figo. Qué poca casualidad: Roberto Carlos, Raúl, Zidane y Figo, la cuadrilla del arte. Así escribe la historia el Madrid en estos tiempos: sin excesos y con sus figuras tumbó al Rayo y se perfila como seguro semifinalista.

Guti cae ante el rayista Hernández.
Guti cae ante el rayista Hernández.MIGUEL GENER

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