El 'Bocatau' echa raíces en Vitoria
El Tau está a punto de incluir en su nómina a un quinto jugador argentino
Los deportistas argentinos han tenido siempre alma emigrante. Por motivos tanto económicos como deportivos, han mirado a Europa. En fútbol y en otros deportes, hay cientos de ellos repartidos por el viejo continente. Pero hay un caso singular, el Tau. Ahora mismo hay cinco jugadores con nacionalidad argentina en la nómina del club, exactamente la mitad de la plantilla. Ellos son: Fabricio Oberto, Luis Scola, Andrés Nocioni, Hugo Sconochini y, el último en llegar, Gabriel Fernández. Éste está a prueba, sólo participa en los entrenamientos, aunque podría conseguir una ficha estos próximos días.
No es casual que exista una extensa colonia argentina en Vitoria (en el Alavés también hay cuatro). El Baskonia fue el primer club del baloncesto europeo en mirar seriamente a aquel país. A través de su secretario técnico, Alfredo Salazar, hiló una importante red de ojeadores. El principal consejero fue León Najnudel, ex entrenador del CAI Zaragoza, ya fallecido. Él descubrió a Marcelo Nicola quien, acompañado de su compatriota Walter Guiñazú, abrió un camino que después seguirían muchos otros.
La mayor parte de los argentinos con pasado o presente en el Tau forman parte del grupo de los privilegiados. Cotizados, con sueldos que superan incluso el millón de dólares, y con prestigio, componen la espina dorsal de la selección nacional.
Hay casos menos afortunados. Al contrario que Nicola (jugador ahora del Benetton, líder italiano), Walter Guiñazú no tuvo un paso brillante por España. Tras su etapa en Vitoria, llegó a continuar en la ACB con el Mayoral de Málaga y el Coren Ourense. Pero terminó de vuelta en Argentina. Su calidad no le ha permitido llegar más lejos. Esta temporada la inició en el Ferrocarril Oeste. Era uno más de la Liga de su país. Pero aquella competición nada tiene que ver con Europa. Sólo los jugadores consagrados tienen sueldos aceptables y la crisis ha agravado aún más la situación. Varios clubes no pueden hacer frente a los sueldos de sus plantillas, así que a la mínima oportunidad no dudan en salir del país. Guiñazú salió en estampida a la primera. Le llegó una oferta del Rayet Guadalajara, un equipo de la LEB-2 (la tercera división española) con aspiraciones de ascenso, y no se lo pensó. En pleno periodo navideño ha hecho las maletas y ha firmado un contrato de subsistencia. Todo por huir de la crisis.
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