El patrimonio de la naturaleza

La figura del monumento natural se ha estrenado en Andalucía con 23 propuestas, que van desde el fondo del mar a las singularidades bajo tierra. Algunas son herencias romanas, como los corrales de Rota (Cádiz), y otras incluso anteriores, como el pinsapo de las Escaleretas, una especie de abeto de la época glaciar que vive en Parauta (Málaga). En esta primera selección realizada por la Consejería de Medio Ambiente se han tenido en cuenta estudios elaborados por universidades andaluzas y propuestas de instituciones locales, pero será en las siguientes elecciones cuando pesarán sobre todo las iniciativas ciudadanas y municipales.

Medio Ambiente pretende implicar de forma directa a las corporaciones y a la población en la promoción de nuevas candidaturas para ampliar esta guía monumental verde y, de paso, involucrarlas en la conservación del medio natural. A diferencia del origen de otras figuras de protección, ésta persigue una 'efectiva participación social', subrayó la consejera de Medio Ambiente, Fuensanta Coves, el pasado miércoles, durante la presentación de un CD-Rom sobre los primeros monumentos naturales, aprobados por el Gobierno el pasado 2 de octubre.

Rarezas

El inventario se ampliará el próximo año con nuevas declaraciones a las que aspiran alrededor de 200 propuestas. La figura, prevista en la ley de Conservación de los Espacios Naturales, los define como espacios o elementos constituidos por formaciones 'de notoria singularidad, rareza o belleza' o formaciones geológicas, yacimientos y 'demás elementos de la gea que reúnen un interés especial por la singularidad o importancia de sus valores científicos, ecoculturales o paisajísticos'.

Los 23 pioneros ocupan 664,7 hectáreas, la mayoría en las provincias de Almería (316,8), Cádiz (147,3) y Jaén (90,4). La mitad se corresponde con elementos de carácter biótico (flora), entre los que se encuentran la barrera de arrecifes de Posidonia de Roquetas de Mar (Almería), los acebuches de El Rocío, en Almonte (Huelva) o una encina centenaria en la Sierra Sur de Sevilla.

Los seleccionados por su importancia geológica, el 35% del total, ocupan alrededor de 140 hectáreas. Entre ellos se han catalogado los estratos de cuarcitas del paso de Despeñaperros, en Jaén, o El Tornillo de El Torcal de Antequera (Málaga). Como exponentes del tercer parámetro que se contempla en la clasificación -el valor ecocultural- se han incluido los corrales de Rota (Cádiz) o la cueva de las Ventanas de Píñar (Granada), donde se localizan restos de culturas del Neolítico y de especies prehistóricas. Hay otros casos que simultanean los valores geológicos, naturales y bióticos como la cueva de los Murciélagos, situada en Zuheros (Córdoba), dentro del Parque Natural de Sierras Subbéticas. El único de los declarados que ha sido seleccionado por su interés geográfico es un emblemático mirador natural de la costa granadina: los Peñones de San Cristóbal, en Almuñécar.

A excepción de la encina de la dehesa de San Francisco, que se ubica en una finca privada en Santa Olalla de Cala (Huelva), todos los monumentos naturales están enclavados en terrenos de titularidad pública y, en algunos casos, dentro de espacios ya protegidos por otras figuras.

El principal objetivo de la declaración de un monumento natural es su protección y conservación, pero no serán etiquetas de por vida. El deterioro puede significar la retirada de la guía del patrimonio verde, que ha abierto la Consejería de Medio Ambiente.