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Reportaje:

Unos magos más famosos que Harry Potter

Más de 700.000 personas asisten a la Cabalgata de Reyes, que recorrió las principales calles del centro de la capital

A pesar de que lo ha intentado, y con ganas, Harry Potter no ha conseguido convertirse estas navidades en el mago más popular entre los chavales madrileños. Tres hombres mayores, venidos de Oriente y que también tienen poderes mágicos, congregaron ayer a cerca de 700.000 fans en las principales calles del centro de la capital. Melchor, Gaspar y Baltasar, los tres Reyes Magos, pasearon ayer por las vías de Madrid antes de colarse en los balcones de los más pequeños para dejar los regalos. Este año, sus majestades se parecían bastante a tres concejales del Consistorio madrileño: Tomás Serrano (PP), Joaquín García Pontes (PSOE) y Gerardo del Val (IU).

La cabalgata salió a las seis de la tarde del paseo de Coches del parque del Retiro, recorrió, entre otras, la calle de Alcalá y la plaza de Cibeles y terminó en la plaza Mayor, donde hubo un gran espectáculo infantil amenizado por distintos grupos musicales.

Ni el frío ni las largas horas de espera pudieron con el ánimo de los niños, que recibieron con chillidos y empujones, como si se tratase de su cantante o de su futbolista favorito, a sus majestades de Oriente, a los camellos que llevaban los regalos y a las 50 carrozas que formaban la comitiva real. Algunas personas, incluso, se llevaron la manta y el termo para refugiarse de las bajas temperaturas. Los Reyes Magos hicieron posible que, por primera vez en la cabalgata de la capital, apareciese nieve artificial para dar más ambiente navideño a la fiesta.

'Papá, agáchate y recoge los caramelos que hay tirados por el suelo', animaba una niña a su padre, mientras éste intentaba ponerse a salvo de los miles de dulces que salían despedidos como auténticos misiles de las carrozas. 'Aquí, te descuidas y pierdes un ojo', comentó, un poco abrumado, el padre. Y no era para menos, ya que los Reyes Magos repartieron entre su entregado público un millón de chicles, 100.000 caramelos y montones de serpentinas, confetis, pelotitas, muñecos de goma y juguetes para hacer pompas de jabón.

Mientras los niños y los más mayores saltaban y abrían sus manos en el aire para intentar cazar algunos de los caramelos, las carrozas seguían su camino hacia la plaza Mayor. Uno de los carruajes más lujosos, y que estaba al principio de la comitiva, fue el de Madrid Olímpico 2012, donde iban varios deportistas de élite, entre ellos el atleta alavés Martín Fiz. Esta carroza no fue la única que tenía el deporte como motivo. El Real Madrid quiso festejar el centenario de su fundación, que se cumple este año, con una inmensa reproducción de la estatua de la diosa Cibeles. Además, aparecieron Spiderman, Superman, Bugs Bunny, chupa-chups gigantes, vikingos, osos panda, pastores y cientos de personajes que no quisieron perderse la noche mágica.

Pero las auténticas estrellas de la noche fueron las tres carrozas que llevaron a Melchor, Gaspar y Baltasar. Para muchos niños inmigrantes ésta era la primera vez que veían de cerca a sus majestades de Oriente. 'Es que llevo menos de un año en España y no sé como son, creo que llevan barba', comentó nervioso un pequeño ecuatoriano.

Los tres Reyes llegaron, cerca de las ocho de la tarde, a la plaza Mayor, donde fueron recibidos por el alcalde de la capital, José María Álvarez del Manzano. 'Mi deseo es que esta noche ningún niño se quede sin juguetes', pidió el alcalde. El rey Melchor, antes de comenzar una larga noche de trabajo, dejó este mensaje para los más pequeños: 'No os olvidéis de que hay niños que viven en la pobreza o en conflictos bélicos'.

Melchor, Gaspar y Baltasar se despidieron de los críos, y miles de serpentinas, recibidas con un fuerte 'ooohhhhhh', inundaron la plaza Mayor. Los tres reyes abandonaron la plaza y empezaron su ardua tarea. Mientras, el grupo musical Los Caños empezó a tocar entre el delirio del público. Después llegó Javi Cantero con su éxito: 'Y cuanto más acelero, más calentito me pongo...'. Pese al frío, muchos se quedaron a bailar y a dar palmas enfundados en guantes y bufandas. Otros, más prudentes, prefirieron volver a casa a esperar, con impaciencia, la llegada de los Reyes. Y, si este año sus majestades no nos traen lo que hemos pedido, siempre queda la ilusión de que volverán el año que viene.

Uno de los magos de la cabalgata saluda a los niños desde su regia carroza.
Uno de los magos de la cabalgata saluda a los niños desde su regia carroza.CLAUDIO ÁLVAREZ

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