Un caos circulatorio
Sant Cugat está muy bien comunicada desde la construcción de los túneles de Vallvidrera. El municipio, formado por un casco urbano y un sinfín de urbanizaciones, algunas con casas adosadas y otras con torres impresionantes, ha tenido en los últimos tiempos un crecimiento desorbitado. Poco tiene que ver el Sant Cugat del año 2002 con aquel tranquilo pueblo agrícola dedicado al cultivo de la vid de la década de 1950. En 1981 tenía 30.633 habitantes y 47.210 en 1996 . En las pasadas elecciones municipales tuvo cuatro concejales más, pues se pasó de 50.000 habitantes a 54.000. Y es que vivir al lado de Collserola y a 10 minutos de Barcelona, gracias a los túneles, es algo deseado por muchos barceloneses. Eso sí, vivir en Sant Cugat no es nada barato y quienes lo hacen tienen un nivel económico medio-alto. Y a más dinero, más coches.
Este crecimiento ha propiciado el caos circulatorio, un mal endémico en una población cuyo centro comercial es de calles estrechas. Incluso en la página web del Ayuntamiento se ofrece un servicio para que los habitantes de la localidad compartan coche en sus desplazamientos. Sin embargo, a juzgar por el caos, la iniciativa no ha tenido mucho éxito. El permanente estado de obras no ha contribuido a mejorarlo, y ello no sólo quiere decir que hay calles cortadas, sino también cambios de dirección constantes. A ello hay que sumarle un sinfín de nuevas calles en las urbanizaciones, que crecen sin parar.
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