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Crónica:CIENCIA FICCIÓN
Crónica
Texto informativo con interpretación

Corriente continua versus alterna

1965. UN APAGÓN DEJA sin luz a Nueva York. La urbe se paraliza. El suceso, real, sirve para narrar los desmanes de un grupo de desaprensivos en el filme Apagón en Nueva York (Black Out, 1978). 2001. Municipios catalanes, incluidas zonas de Barcelona, sufren cortes del suministro eléctrico. Acostumbrados a su omnipresencia, no resulta extraño que sólo reparemos en su existencia cuando no podemos beneficiarnos de la electricidad.

Hace algo más de 100 años que disfrutamos de la energía eléctrica. El camino hasta su consolidación como energía de consumo masivo no estuvo exento de polémicas. A finales del XIX, uno de los problemas fue el de la ubicación de los generadores de electricidad. ¿Se podía concentrar su producción y extender territorialmente su consumo? La gran limitación venía de que la transmisión de la corriente eléctrica tenía un alcance muy pequeño. A baja tensión, gran parte de la energía se pierde por el camino. La potencia eléctrica (energía por unidad de tiempo) es el producto de la tensión por la intensidad de corriente. Por la ley de Ohm, las caídas de tensión son el producto de la resistencia por la intensidad. Así, la potencia es igual al producto de la resistencia por el cuadrado de la intensidad. Para transmitir una potencia podemos, bien aumentar la tensión y disminuir la intensidad, bien disminuir aquélla y aumentar ésta. Pero, en este último caso, las pérdidas aumentarían bastante: en un cable conductor se transforman, por efecto Joule, en calor y aumentan con el cuadrado de la intensidad. Fue el físico francés Marcel Deprez, el que propuso la solución del transporte a alta tensión. La solución definitiva vino del transformador, inventado por los físicos húngaros Deri, Zipernowski y Blathy en 1885. Un instrumento que, casi sin pérdidas, eleva o reduce la tensión. Quedaba aún un escollo: el transformador sólo funciona con intensidades variables (corriente alterna). El esquema generación, transporte y consumo de electricidad queda completo y en condiciones óptimas si se utiliza corriente alterna.

Las autoridades de la época no querían ni oír hablar de la corriente alterna. Edison se enzarzó en una disputa con George Westinghouse. La superioridad del sistema de Westinghouse quedó de manifiesto en la exposición de Chicago de 1893. El éxito obtenido fue una de las causas de que la corriente alterna se impusiera sobre la corriente continua. La construcción, en 1896, de la central hidroeléctrica del Niágara, abrió el camino para el desarrollo de los sistemas centralizados de distribución de electricidad en corriente alterna a alta tensión. Y así hasta hoy...

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