El misterio de las naranjas azules
Entre los autores europeos en lengua inglesa de la generación que empezó a estrenar en los noventa, Joe Penhall es el que más recurre a los mismos temas: los límites entre cordura y enfermedad mental, la lucha por el poder en un entorno cerrado y los diferentes rostros que ofrece una persona, son vetas que atraviesan la mayoría de sus obras. La más celebrada, Blau-taronja (Azul-naranja, que se va a representar en el Espai Moma de Valencia), es una historia inspirada en el caso real de un hombre que no estaba en sus cabales: se creía hijo de Mohamed Alí, ex campeón del mundo de los pesos pesados, fue internado en un centro de salud mental y, tras ser dado de alta, se suicidó.
Antes de que Penhall empezara a escribir teatro, su trabajo como reportero de sucesos le proporcionó acceso directo a historias como ésta. Se nota: sus personajes son de carne y hueso. Los protagonistas de Blau-taronja son un inmigrante ugandés de 25 años que lleva un mes recluido en un centro de salud (Babou Cham), el médico en prácticas que le está tratando (Iván Campillo), y el jefe de psiquiatría de quien depende que éste obtenga o no un puesto de trabajo fijo (Josep Costa). La situación es crítica: en 24 horas, el paciente debe ser dado de alta porque sus síntomas han remitido, pero el médico joven piensa que tiene una enfermedad grave: esquizofrenia. La razón del diagnóstico: que dice ver las naranjas de color azul.
En manos de Penhall, el drama es una comedia extraordinaria: el negro -ignorante, pobre, fuera de sitio- se ve atrapado en una disputa profesional entre el médico veterano educado en la antipsiquiatría ('no hay personas enfermas sino entornos enfermos: a este hombre en África no se le consideraría loco', viene a opinar) y el joven que cree que no es él quien ha de probar que el paciente está mal de la cabeza, sino éste quien debería emanar normalidad por los cuatro costados para convencerle. Son dos clowns dándole bofetadas al augusto, dos jugadores tirando de los extremos de una cuerda que puede romperse en cualquier momento.
Blue-Orange se estrenó en abril de 2000 en el Cottesloe Theatre, sala del Royal National de Londres. Seis meses después llegaba a Barcelona la versión catalana, en una operación relámpago que no obtuvo el éxito que merecía. En el Reino Unido cosechó los tres grandes premios a la mejor obra: el Evening Standard y el Critics' Circle de 2000, y el Laurence Olivier de 2001. Ahora los productores catalanes han remontado el espectáculo, que se representa en el Moma valenciano del 9 al 20 de enero, en versión de Roger Peña y con dirección de Jesús Díez.
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