Contaminación lumínica

Estos días han vuelto a ser noticia los cortes de suministro eléctrico y quisiera decir que esto está relacionado con algunos otros errores en la distribución energética en este (y otros muchos) países.

Como ustedes saben, la iluminación nocturna pública está tan mal organizada que cuesta miles de millones de pesetas a los contribuyentes. Esto es debido a que las luminarias que se usan en el alumbrado desperdician gran parte de la luz emitiéndola hacia el cielo, con lo que esa luz no ilumina el suelo y se pierde.

Un ejemplo de derroche, pero no el único, son las lámparas tipo globo. Estas farolas emiten el 60% de la luz hacia el cielo, con lo que el 60% del dinero que se paga en la factura eléctrica por ellas se va directamente a la basura, y el 60% de la energía que consumen se desperdicia. Si en vez de estas lámparas se pusieran otras que emitieran toda su luz hacia el suelo, se obtendrían mejores resultados y además se podrían poner bombillas menos potentes, con lo que se ahorraría en energía. Y esto sin contar con las en su mayoría deficientes iluminaciones navideñas, o las ineficaces iluminaciones de muchos de nuestros monumentos.

Lo que quiero decir es que no es tan necesario producir más energía como aprovechar mejor los recursos ya existentes, que son suficientes si se usan racionalmente. No es necesario alumbrar más, sino alumbrar mejor.

Los estudios indican que el 30% de la energía que consumen y las facturas que pagan los ayuntamientos por ella se ahorraría con sistemas de iluminación más eficaces, y la sustitución de las farolas se amortizaría en menos de cuatro años. Así, en Canarias y en Cataluña están comenzando a implantar legislaciones al respecto. Éstas han sido promovidas por agrupaciones astronómicas que, además de ver cómo se derrochan los impuestos que pagan los ciudadanos, son estorbados por esta luz parásita en sus actividades, que impiden al hombre moderno disfrutar del espectáculo del cielo nocturno a no ser que viva en el Tercer Mundo.

Esto es comúnmente llamado entre nosotros 'contaminación lumínica', y está siendo cada vez más reivindicado por las organizaciones ecologistas y los científicos, sobre todo los astrónomos. Estaría muy bien que la importantísima labor que ejercen periodistas, partidos políticos, asociaciones ecologistas y de consumidores pudiera ponerse de nuestro lado en este tipo de problemas que afectan a la economía y a un espectáculo tan edificante como el cielo nocturno.