Un regalo de Navidad llegado de China
Tras dos años de gestiones, llegan al aeropuerto de Barajas 32 niñas de este país acompañadas por sus nuevos padres adoptivos
Xi Cui significa 'felicidad verde' y es el nombre de una niña china de 21 meses que fue abandonada por sus padres en la provincia china de Anhui en julio del año pasado. Hasta hace pocos días, Xi Cui vivía en un orfanato de la ciudad de Hefei atada a una silla por sus cuidadores y llena de llagas y de suciedad. Hefei es una localidad de 600.000 habitantes y sede de uno de los centros punteros de la investigación china: la Universidad de Ciencia y Tecnología. Como a todos los niños del orfanato de esta ciudad, a Xi Cui le pusieron de apellido, a falta de otro, el del director del hospicio: Zang. Su alimentación se basó practicamente en cuencos de arroz y dormía, muy apretada, en una pequeña cuna con barrotes.
Ahora Xi Cui se llama Carmen y, desde ayer, duerme en una habitación llena de peluches en Vega del Segura (Jaén). Después de casi dos años de trámites y de pasar los últimos 15 días en China, Charo Bárcenas y Francisco Muñoz llegaron ayer al aeropuerto de Barajas con Carmen en brazos. Con ellos, volvieron de China otras 21 parejas y 10 mujeres solteras que ayer vieron, por fin, realizado su sueño de adoptar a una niña china. Los nuevos padres adoptivos proceden de Madrid y de Jaén, pero también de Albacete, Cádiz y Murcia.
La terminal de llegadas de internacional de Barajas se llenó de familiares y amigos de los padres adoptivos, que, a pesar de la nieve y de las bajas temperaturas, no quisieron perderse la llegada de las pequeñas. 'Mira, por ahí llegan con las maletas, vamos a acercarnos más', comentó una de las nuevas abuelas mientras intentaba, como podía, hacerse un hueco entre los empujones y las pancartas de bienvenida. Los familiares y amigos de una pareja de Cartagena (Murcia) desplegaron una sábana enorme en la que estaba escrito: 'Por fin estamos todos, llegó la Navidad'.
Ante la avalancha de gente, los miembros del servicio de seguridad del aeropuerto tuvieron que abrir un pasillo para que pudiesen salir sin dificultad los viajeros procedentes del vuelo de Pekín, que aterrizó cerca de las 10.30, con más de una hora de retraso.
Carmen Rubio y su esposo, José Luis Rodríguez, que viven en Torrelodones, viajaron con sus tres hijos biológicos hasta la provincia de Jian-Xi, al sur de China, para recoger a Ju, una niña de 17 meses que ahora se llama Elena y a la que sus nuevos padres definen como 'un auténtico terremoto'. 'La cuidadora del orfanato nos llevó a la niña al hotel y, la pequeña, de repente, se encontró de golpe con cinco desconocidos. Al principio estuvo un poco reacia, pero me puse a jugar con ella en el suelo y ella empezó a darnos trocitos de papel', explicó Carmen. 'La niña estaba muy sucia, olía muy mal y tenía marcas en las ingles como si hubiese estado atada a una silla', agregó. Carmen y su esposo intentaron visitar el orfanato donde vivía Ju, pero los cuidadores les pusieron muchísimas dificultades. 'Al final, fuimos a ver otro hospicio de donde había salido la niña china adoptada por otra pareja. Las cunitas eran todas iguales. Se te cae el alma a los pies al ver la mirada inexpresiva que tienen las pequeñas. Es sobrecogedor', comentó Carmen.
Ahora Ju, o Elena, forma parte de esta familia de Torrelodones. Pero a Carmen y a José Luis, ambos de 42 años, les ha costado sudores traer a la niña a Madrid. 'La que me metí en la historia al principio fui yo', explica esta mujer, 'un día me salió la vena sensible y empecé a sacar información de Internet. Después mi marido y yo acudimos a unas charlas preliminares que dan sobre las adopciones en la Consejería de Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid'. En estas charlas, según este matrimonio, 'te desaniman bastante y no te lo ponen fácil, pero la táctica está bien porque muchos se meten en esto porque un día les da por ahí y, a la hora de la verdad, no quieren seguir. Es una experiencia muy dura, pero muy bonita y se la recomendamos a todo el mundo'.
Después de las charlas, Carmen y José Luis rellenaron varios impresos y entregaron documentación diversa en la consejería. 'Luego hay que hacerse un certificado de idoneidad, que consiste en pasar una serie de entrevistas con unos psicólogos para ver si estamos preparados o no para adoptar a una niña, sea de donde sea', continuaron. El certificado de idoneidad lo puede hacer la Comunidad de Madrid o los colegios profesionales de Psicología o de Trabajo Social.
Con el certificado en la mano, Carmen y José Luis especificaron de qué país querían traer a la niña. 'Estábamos entre Rusia y China, porque de Latinoamérica era prácticamente imposible traerse un niño y hay que pasar dos meses en su país de origen con ellos para que se adapten. Como los dos trabajamos, nos fue imposible. Al final nos decidimos por China porque ha sido donde menos dificultades nos han puesto'.
Después llegaron más trámites, esta vez con el Centro Chino de Adopciones. Carmen y José Luis decidieron hacer estas últimas gestiones a través de una ECAI (entidad colaboradora en adopciones internacionales). 'Por fin, nos contestaron el pasado mes de junio para que fuésemos a por la niña en agosto, pero hubo más demoras e incovenientes. Al final, hemos traído a Ju en Navidades y ha sido nuestro mejor regalo', concluyeron.
Los orfanatos, casi vacíos
Los madrileños que deseen adoptar a una niña china lo tienen muy difícil desde el pasado 1 de diciembre. Ese día, el Centro Chino de Adopciones comunicó que quedaba suspendida la recepción de expedientes de adopción. El Gobierno chino puso como excusa que no había recibido la totalidad de los preceptivos informes de seguimiento de las menores adoptadas por ciudadanos españoles entre 1999 y 2000. Fuentes del Gobierno regional ponen en duda estos motivos y apuntan como más probable la causa de que China se esté quedando sin niñas para adoptar, dado que el ritmo anual de adopciones había llegado a las 15.000. España es el tercer país que más expedientes de adopción ha iniciado en China, por detrás de EE UU y Canadá. La emisión en TVE, en 1996, del documental británico Habitaciones de la muerte, en el que se denunciaba el abandono que sufrían los niños en orfanatos de la ciudad de Shanghai, despertó una oleada de solidaridad. Cientos de familias españolas solicitaron la adopción de niños chinos. La mayoría de los bebés abandonados en ese país son niñas, por lo que se calcula que ellas suman un 98% de las adopciones en China desde entonces.
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