Un Château asequible

BORDEAUX, mítica palabra asociada con lo mejor que en el vasto y universal mundo de la viticultura se ha hecho. Modelo de modelos, quintaesencia de comerciantes en el difícil arte de vender vino, maestros indiscutibles de la crianza en roble, magos del ensamblaje, los bodegueros bordeleses han dado al vino tonalidades de leyenda, argumento literario, sublime expresión de buen gusto y un impresionante negocio que se manifiesta en los elevadísimos precios alcanzados por algunos de sus Grand Cru Classé como Château Latour, Château Lafite Rotschild, Château Margaux, Château Mouton-Rothschild, Château Haut Brion, o el inalcanzable Château Pétrus, entre otros.

Junto a estos vinos de ensueño, fuera del alcance de la mayoría de los mortales, conviven una buena pléyade de excelentes tintos, casi todos châteaux 2º y 3º cru, a precios bastante más soportables. Y, todo hay que decirlo, una legión de burdeos francamente mediocres, cuando no verdaderas engañifas, que suelen amparar su mala calidad en el prestigio de la región, cuyo nombre aparece en la etiqueta, tanto más grande cuanto peor es el vino.

Para estas navidades euroentusiastas, una buena opción puede ser este Alter Ego 99, un soberbio tinto del Medoc, algo más que una segunda marca de Château Palmer y mucho más asequible. Se trata de una opción no sólo menos cara que la de su hermano mayor, sino de un perfil más expresivo y sugerente, ya que el porcentaje de merlot (77%) es muy superior a lo habitual, lo que les ha permitido elaborar un vino graso y pleno, rico y elegante, con una nariz cristalina en la que destacan las notas tostadas y a moras silvestres, bañadas de especias y hierbas aromáticas, con cierta áurea floral a violetas. La boca, cargada de fruto maduro, suave y redondo, con una estructura tánica fina pero sólida, y una intensidad en verdad notable, hacen de Alter Ego uno de los mejores burdeos segundones de la añada del 99.