LOS PERRITOS DE PARÍS Y SUS CACAS

El socialista Bertrand Delanoë, alcalde de París, ha decidido jugarse el todo por el todo. No contento con llenar el centro de la capital de carriles para autobuses y ampliar los espacios reservados a ciclistas y paseantes, ahora se propone atacar a los dueños de los 200.000 perros que defecan cada día en las calles de la Ciudad de la Luz, obligando a un gasto ímprobo de agua y a un trabajo extra de los barrenderos para arrastrar hacia las alcantarillas los 16.000 kilos de mierda depositados diariamente por los chuchos en las aceras de todos los barrios, principalmente de los más ricos, puesto que son los que cuentan con mayor número de canes. En octubre empezaron a instalarse máquinas expendedoras de bolsas de plástico y carteles invitando a los parisienses a tomarse la molestia de recoger las cacas de sus perros. Pero la amenaza se ha confirmado ahora, cuando una primera tanda de 70 inspectores municipales ha sido lanzada a patrullar las calles, con instrucciones de multar a los que permiten a sus perros que defequen donde les parece -por supuesto, la gran mayoría-. Menos mal que las elecciones municipales se han celebrado este año, así que Delanoë y sus correligionarios tienen aún tiempo por delante.