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Reportaje:FÚTBOL

La misteriosa lesión de Baraja

El valencianista trata de llegar al Mundial tras meses de diagnósticos distintos sobre su rodilla

Con un Mundial a la vista, una simple molestia en una rodilla puede convertirse en una pesadilla. Sobre todo, si el diagnóstico no está claro. Eso es lo que le ha ocurrido a Rubén Baraja, centrocampista del Valencia, que debutó en la actual Liga el pasado sábado ante el Espanyol, unos minutos, tras cinco meses de incertidumbre y noticias contradictorias sobre su rótula izquierda. ¿Totalmente recuperado? 'Bueno, vamos a ver qué sensaciones tengo', dice este vallisoletano de 26 años.

Después de una primera y magnífica campaña en el Valencia, que le llevó a la selección nacional, Baraja comenzó en julio el nuevo curso con la ilusión puesta en la Copa del Mundo de Corea y Japón. Pero, de repente, todo se torció. En un entrenamiento de la pretemporada con su equipo, en Ermelo (Holanda), notó una molestia en su rodilla izquierda. Acababa de comenzar su calvario.

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Tras unos días sin ceder la dolencia, Baraja se puso en manos del traumatólogo Pedro Guillén, que le había operado hacía cuatro años de una rotura del ligamento cruzado en esa articulación. 'Baraja tenía un dolor en la cara externa de la rodilla', explica Guillén; 'le infiltré y le infiltré , pero no cedió. Le practicamos una artroscopia y vimos afectado el cartílago en la parte externa. Lo fortalecimos con el láser'.

Sin embargo, el jugador intensificó los ejercicios de rehabilitación en septiembre y el maldito dolor persistió aunque fuera en 'una zona diferente', según Jorge Candel, médico del Valencia. Más pruebas y más semanas de retraso en la recuperación. Nuevos doctores.

Mes y medio después de la artroscopia, Baraja visitó en Barcelona a otro reputado especialista, Ramón Cugat, que le diagnosticó algo muy distinto: 'un síndrome en la cintilla iliotibial' de la rodilla. O sea, 'un elemento fibroso que sube por encima del menisco externo', dice Cugat, que añade: 'Es una lesión que se produce al correr, saltar y brincar y que se confunde con el menisco. Hoy mismo les he diagnosticado lo mismo a dos jugadores aficionados'. ¿El tratamiento? 'Fisioterapia, electroterapia, medicación, musculación y entrenamiento de forma progresiva. Rubén ya está dado de alta. Ahora, a jugar', comenta el facultativo.

Plantillas ortopédicas

Un optimismo atemperado por el principal interesado, Baraja, que va con pies de plomo. A las secuelas físicas se unen a veces las psicológicas. En muchos casos, los futbolistas se acostumbran a jugar a pesar del dolor, como él mismo o uno de sus compañeros, el defensa derecho francés Angloma, que también ha vuelto al equipo a pesar de sus molestias en una rodilla.

La prudencia de Baraja la comparte el doctor del Valencia, que explica el origen de la dolencia: la operación del ligamento cruzado anterior de hace cuatro años. Como consecuencia de unos malos apoyos de la pierna tras la intervención, le han crecido una especie de tejidos en la cápsula sinovial de la rodilla izquierda. Tras operarse, Baraja apoyaba mal al andar o hacer ejercicio, pero no sentía dolor. Luego, con el paso del tiempo, estos malos apoyos se han ido acumulando y han producido una lesión. Candel pone el ejemplo de una gota de agua: la primera, el primer apoyo, no provoca nada, pero se van acumulando hasta que el vaso se desborda, la lesión, lo que le pasó en julio. Según Candel, la operación de ligamentos alteró la biomecánica de la rodilla, su funcionamiento natural. Ahora los médicos tratan de alterar de nuevo esta biomecánica para devolverla a su estado originario, aunque 'es algo muy complicado'.

Baraja se entrena con el resto de la plantilla, pero aparte hace sesiones dobles de fisioterapia con los médicos del club, ejercicios especiales de sensibilidad, flexibilidad y estiramientos. Además, toma antiinflamatorios y lleva unas plantillas ortopédicas especiales para él tanto en el calzado deportivo como en el de calle.

'Es muy complicado cambiar la biomecánica', prosigue Candel. 'De momento, hemos conseguido que pueda volver a jugar. Pero no está recuperado al ciento por ciento. Nuestro objetivo es que desaparezcan del todo estos síntomas, lo que aún no hemos conseguido. Por eso no queremos lanzar las campanas al vuelo'.

Atlético hasta la médula

Admirador del fútbol majestuoso de Bernd Schuster, Baraja se siente tan cerca del Atlético que a los hinchas del Madrid les sigue llamando 'vikingos', término que apenas se utiliza fuera de la capital. El técnico italiano Arrigo Sacchi le hizo debutar en el primer equipo rojiblanco en el curso 1998-99.

Desde entonces no ha dejado de escalar. Suma ya 111 encuentros en la Primera División, en la que debutó con el Valladolid (2-2 ante el Sevilla) en 1993 de la mano de Felipe Mesones con 18 años. Marcó un gol. Después decidió dar un paso atrás para poder dar dos adelante. Se curtió tres temporadas en el filial del Atlético en Segunda y el espaldarazo le tardó en llegar. Se lo dio Claudio Ranieri: en la campaña 1999-2000, cuando jugó 26 partidos y se ganó el respeto del preparador, que recomendó al Valencia su fichaje.

El Atlético, que había pagado al Valladolid 125 millones por él, le traspasó al club de Mestalla por 16 veces más, 2.000 millones, en julio de 2000. En el Valencia creció al abrigo de Héctor Cúper, que halló en él a un centrocampista de gran consistencia. 'Me gusta que mi juego tenga sentido y presencia', dijo a este periódico en octubre pasado, en un momento en el que se le acumulaban los éxitos. Pero, aun así, ya advertía: 'En el fútbol, un mes te sale todo bien y al siguiente te vas al carajo'.

Baraja disputó 35 de los 38 partidos de la pasada Liga, 34 como titular, y marcó cuatro tantos, dos de ellos en el último encuentro, en el Camp Nou, ante el Barça. En la Liga de Campeones fue clave para llegar a la segunda final consecutiva del Valencia, ante el Bayern Múnich: jugó 14 encuentros completos y anotó dos tantos.

La reaparición de Baraja ha sido anunciada por el técnico valencianista, Rafa Benítez, como una solución a todos los males y una justificación al mal juego. 'Baraja es el medio centro de la selección y siempre le he considerado un fijo', insiste. Ambos coincidieron en las categorías inferiores del Valladolid cuando daban sus primeros pasos, uno como futbolista y otro como entrenador. Y Benítez sabe bien lo que supone Baraja: consistencia y gol.

Baraja, durante el entrenamiento del pasado miércoles.
Baraja, durante el entrenamiento del pasado miércoles.JOSÉ JORDÁN

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