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La Guardia Civil cree que los 171 millones hallados en un coche en Vizcaya iban a ser 'lavados' en euros

La Guardia Civil sigue investigando si el Citroên C-5 abandonado el martes en la autopista Bilbao-Behobia fue robado por ETA en París y, sobre todo, intenta averiguar cuál iba a ser el destino de los 171 millones de pesetas, en billetes de todos los valores de francos franceses y pesetas, hallados en su interior. Los investigadores están convencidos de que la intención del huido propietario del dinero era convertirlo en euros en España, lavarlo, como tendrán que hacer todas las organizaciones criminales ante la llegada de la nueva moneda.

Los agentes del instituto armado han concluido ya el recuento del dinero, para el que han tenido que pedir prestada una máquina de contar billetes a una entidad bancaria. El resultado final arroja la cifra de 171 millones (1,028 millones de euros), una cantidad muy elevada para la que normalmente barajan los comandos. Los servicios de información saben que ETA, en caso de que el dinero sea suyo, anda sobrada de efectivo, ya que, tras la desarticulación del aparato logístico en Francia se supo que Asier Oyarzábal disponía de una 'caja' para gastos y otras necesidades de casi 800 millones de pesetas.

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La Guardia Civil aún no se atreve a sentenciar que el Citroên C-5 sea de ETA por varios motivos. La troqueladora con la que se fabricó la matrícula falsa, copiada, no es la utilizada habitualmente por la banda; el C-5 es un coche difícil de robar, por sus sistemas de protección electrónica, e inusual en el catálogo etarra y, sobre todo, las dos armas tenían intactos sus números de registro y una había sido sustraída en Alemania y la otra, en Francia.

Por otro lado, el director general del Cuerpo Nacional de Policía, Juan Cotino, dijo ayer en San Sebastián que los tres supuestos etarras identificados en Guipúzcoa constituían un 'grupo especializado en el robo de coches, la falsificación de matrículas y la colocación de los coches bomba' en diferentes puntos de España. Cotino confirmó la puesta en libertad de Dorleta, Idoia y Luis Ángel Zabalo, hermanos de Xabier Zabalo Beitia, uno de los huidos, y facilitó las identidades y las fotografías de los otros dos: Ismael Berasategui Escudero, natural de Eibar y de 32 años, y Ainhoa Barbarín Yurrebaso, donostiarra de 30. Los tres habían dejado el piso que ocupaban en Urretxu (Guipúzcoa) hace unos 15 días.

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