'Intento hacer la música que no encuentro en el mercado'

Pionero de las manipulaciones electrónicas, la creación de ambientes musicales y las grandes instalaciones multimedia, Brian Eno presentará mañana en Barcelona (Auditori, 21.30 horas) otra cara de su trabajo, alejada tanto de la electrónica de laboratorio como de la grandilocuencia escénica. 'Nuestro trabajo tiene una estructura formal de concierto pero la música interpretada no es precisamente formal', explica el fundador de Roxy Music con una sonrisa maliciosa y el aire de no querer desvelar demasiados secretos. 'Se trata de un concierto, no de una instalación. Llevamos ocho músicos, incluidos dos baterías, y más del 95% por ciento de la música se produce en directo sobre el escenario. Nada de secuenciadores, tan sólo algunas voces que llevo grabadas y utilizo en algún momento, el resto se interpreta en directo. Además, el contenido cambia con cada representación: en Barcelona estrenaremos cuatro temas y el resto sólo se ha interpretado en público un par de veces. Es una novedad también para nosotros'.

Hay algo retro en la música electrónica, no encuentro cosas nuevas, sorprendentes o, ¿por qué no?, desagradables

Brian Eno ha sido una de las sorpresas del cartel del Festival del Mil.lenni, que por tercer año consecutivo despliega su oferta en fechas navideñas. Sorpresa porque en los últimos tiempos el compositor y teclista británico no se prodiga excesivamente sobre un escenario -él mismo reconoce que su gira actual debe ser la más lenta de la historia- ni edita trabajos discográficos con la asiduidad de antaño -el que centra esta presentación lleva más de ocho meses en las vitrinas-. Drawn from life, título de ese último disco a medias con el compositor alemán J. Peter Schwalm, conformará el núcleo central del concierto que ofrecerán mañana los dos músicos.

La base de estos conciertos -hasta ahora se han realizado sólo dos, en Oporto y en Tokio- es este disco que hace unos meses marcó un nuevo cambio de rumbo en la oferta del compositor británico. 'No creo haber hecho nunca cambios bruscos, aunque en su momento pudiera parecerlo. Vista con perspectiva, toda mi carrera sigue una línea coherente: lo que siempre he intentado es hacer la música que me gustaría escuchar y no encuentro en el mercado. En el caso concreto de mi colaboración con J. Peter Schwalm he buscado añadir un toque rítmico, esencias africanas y, sobre todo, encontrar un sonido directo que, a pesar de utilizar las nuevas tecnologías electrónicas, no sonase a música de ordenador. Es el primero de mis discos en más de 20 años que puede interpretarse en directo'.

Al hablar de electrónica, Eno es altamente crítico con el panorama actual y se sigue sorprendiendo de que muchos de los nuevos creadores le nombren como su máxima influencia. '¡Si me nombran a mí es que deben tener pocas ideas!', exclama. 'Constantemente escucho cosas que no están mal, pero que ya las hacíamos 25 años atrás. Hay algo retro en la música electrónica y muy poco de avance; no encuentro cosas nuevas, sorprendentes o, ¿por qué no?, desagradables. Casi todo se centra en mostrar el dominio de las nuevas tecnologías sin toques de humanidad. Igual sucede en el mundo del pop: cuando oyes los primeros compases ya pueden saber cómo sonara el resto, cuál será el single y cómo será el videoclip'.

En su larga carrera, Brian Eno ha realizado multitud de trabajos de producción, algunos tan celebrados como los de U2 y de David Bowie, pero actualmente prefiere centrarse sólo en su música. 'Producir un disco es muy absorbente, no te queda tiempo para nada más y, además, se quedan otros con tus mejores ideas'. Tampoco Eno parece querer implicarse nuevamente en grandes montajes multimedia como los que realizó en las giras de U2. 'Ese tipo de espectáculos plantea un acercamiento militar al tema y no me interesa. Son giras tan complicadas de montar que a su lado preparar la Tormenta del Desierto es cosa de niños. Ahora prefiero potenciar la parcela musical y aprovechar cada momento y cada espacio en concreto, es decir: algo casi antagónico'.