África
Abierto de nuevo el frente africano transitoriamente cerrado por el general Primo de Rivera en 1925, ni el señor Piquer ni el señor Aznar saben dar explicaciones suficientes del porqué de este porqué. Cierto que la prensa española trata con cierta desconsideración al régimen político marroquí, e incluso la prensa más imbuida de patriotismo constitucional reprocha a Marruecos que no podamos pescar donde solíamos y que a cambio de pescado nos remita miles de emigrantes, eso sí, por vía acuática. Tampoco el rey de Marruecos tiene buena prensa, porque, tras haber creado expectativas de cambio, sólo ha cambiado las fotos de su padre por las propias. La imagen del joven rey está más colgada que la de Franco en sus buenos tiempos, y en el PP hay quien dice que Hassan II era más fotogénico.
La decisión del secretario general del PSOE, Rodríguez Zapatero, de visitar Marruecos y dejar así en entredicho la política diplomática del aznarismo, ha puesto de los nervios y de toque de rebato a la dirección del PP, que trata al líder socialista como un traidor que se baja al moro en tiempos de guerra fría. Quede, pues, el PSOE acusado de insolidario por una política basada en el patriotismo constitucional, expresión que Piqué, ex comunista, tal vez parafrasea de la que Carrillo acuñó desde el PCE en los años setenta: patriotismo de partido.
Cuando don Jose María Aznar encabezaba la oposición a Felipe González, acusó a los socialistas de ir por el extranjero como pedigüeños, no estaba de acuerdo con su política exterior y no se sentía, por lo tanto, patrióticamente corresponsable. El tiempo ha pasado, Aznar ha madurado patriótica y constitucionalmente y ahora proclama la pegadiza síntesis patriotismo constitucional, a examinar por los jóvenes filósofos, los jóvenes empresarios y los jóvenes tenores, es un decir, y también por los reales académicos reales para incluirla en nuestro diccionario de diccionarios. Difícil viaje el de Rodríguez Zapatero, a no ser que el rey de Marruecos, progresista en la intimidad, le prometa renunciar a sus derechos sobre Gibraltar, siempre que Alá permita al PSOE ganar las elecciones de 2004 y Bin Laden siga preso en la sección de Vídeo Colonial de la Walt Disney Corporation.
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