Una corta aventura
Sainz de Aja, el entrenador que llevó al título mundial a 'la quinta de Gasol', sólo ha durado cinco meses al frente de Estudiantes
El año sabático es la única medida de tiempo aplicada al deporte que tiene una duración variable según quién la utilice. Igual se prolonga más de doce meses que no llega a los seis. El último ejemplo es el de Pepu Hernández, de nuevo entrenador de Estudiantes. En mayo se despidió del equipo en busca de 'uno o dos años de descanso' y el pasado jueves ya estaba dando voces en el entrenamiento en la vetusta pista del pabellón Magariños.
Cinco meses, pues, ha durado el asueto de Hernández, que en noviembre se reincorporó al club como director deportivo y hace uno días ha sustituido en el banquillo de los colegiales a Carlos Sainz de Aja. 'No ha cambiado nada. Si Estudiantes me llama, no puedo decirle que no', alega Hernández, que confiesa haber vivido una experiencia desagradable al prescindir de su sustituto y confiesa su parte de culpa: 'Ha faltado algo más de ayuda hacia él. Y yo me incluyo porque también formo parte de la entidad'.
La primera experiencia de Sainz de Aja en la Liga ACB no ha sido positiva. Cuatro victorias y siete derrotas en once partidos y destitución fulminante. El entrenador de cantera que llevó a la quinta de Gasol a ganar el Campeonato del Mundo Júnior de Lisboa 99 se ha dado de bruces con la realidad del baloncesto profesional. 'No sé si ésta es la moraleja de la historia. Pero la realidad es que no estaba preparado para dar el salto. Hay que estar cerca del primer equipo, saber lo que pasa en la ACB y en el deporte al máximo nivel. Quizá no ha tenido el conocimiento necesario aunque estaba rodeado de un equipo excepcional', explica Hernández.
Desde su llegada a Estudiantes se especuló con la posible mala relación de Aja con los veteranos, Azofra o Alfonso Reyes; su mayor ascendencia sobre los jóvenes y el escaso entrenamiento del cuadro. Las once jornadas que ha resistido han demostrado que al menos su relación con el capitán, Azofra, ha estado llena de malententidos. En más de una ocasión ambos, mantuvieron opiniones enfrentadas en los tiempos muertos, como en el partido disputado en el pabellón Vistaalegre ante el Joventut. En Málaga el base pareció achacar una pérdida del balón a la mala elección del sistema por parte del técnico. Y en varias ocasiones buscó refugio en el segundo preparador, Ángel Goñi, después de no entender una decisión de Aja.
'Ha faltado cohesión entre los jugadores', expone Hernández. 'Un profesional vale o no vale. Y no es cuestión de enfadarse. Tampoco, de ser amigo de los jugadores. Aunque amistad no ha habido', matiza el propio Aja.
Además, a Aja se le ha reprochado su falta de mano dura y de exigencia hacia los jugadores. En un entrenamiento de principios de temporada castigó a Germán Gabriel con dar un par de vueltas al campo tras no realizar correctamente un movimiento, un método que quizá funcione con la cantera, pero que no parece muy apropiado en jugadores de la ACB.
Incluso Aja reconoce que si algo se le puede achacar es el hecho de ser buena persona: 'No soy una persona de látigo'. 'Es una excelente persona y no creo que nunca sea malo ir de buena persona', rubrica Hernández.
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