Bonnie Tyler: "Todo lo que me ha ocurrido es como un regalo"

Bonnie Tyler, la cantante de la voz rota y las pasiones volcánicas, está recorriendo Europa en gira promocional: su recopilatorio Greatest hits se perfila como uno de los éxitos de la temporada. Ella insiste en que su objetivo es relanzar su figura para preparar el lanzamiento de un próximo disco: 'Vivir del pasado puede ser muy aburrido'. Pertenece Bonnie Tyler a la subespecie de los artistas profesionales.

Se muestra exuberante: 'Me encanta ver a críos entre mi público. Ya sabía que conectaba con los gay, pero me asombra que me aplauda gente que no había nacido cuando yo grabé mis primeros discos. Es curioso ese proceso por el cual los veteranos nos convertimos en iconos. En Bandits, película que se estrena en España el 4 de enero, hay un personaje que es un fan total mío; tienes que estar preparada para que ironicen sobre tu imagen'.

La Tyler, de nombre real Gaynor Hopkins, sabe que hace tiempo que superó la fecha de caducidad impuesta por la industria musical británica, tan amante de las modas. 'Siempre he pensado en todo lo que me ha ocurrido como un regalo. Se me conoce por una voz rasgada que no es natural, fue el resultado de una operación de garganta. Me ficharon cuando dos compositores y productores iban a chequear a otro artista, se equivocaron de escenario y se encontraron con mi banda de soul. En 1978, cuando triunfé con It's a heartache, muchos me consideraron una artista de un solo éxito. ¡La Rod Stewart femenina! ¡Ja! Tuve mi mejor racha a mediados de los sesenta, cuando trabajé con Jim Steinman'. Steinman, compositor épico y productor wagneriano, aplicó la triunfal fórmula de Meatloaf a la cantante galesa en temas millonarios como Total eclipse of the heart o Faster than the speed of night.

Todavía se parte de risa al recordar las excentricidades de Steinman, pero, asegura, aquellas sesiones fueron 'lo más excitante del mundo. Escucharle interpretar sus temas al piano ya era aterrador: terminaba empapado de sudor. Jim tiene hábitos de vampiro y grabábamos de noche. Nada de tecnología moderna: todos juntos en el estudio, con instrumentistas procedentes de la E Street Band. ¡Los músicos de Bruce Springsteen, mi cantante favorito! Se hacían muchas tomas, se elegía la mejor y luego se añadían capas de orquestaciones, coros, de todo. Lo escuchas ahora en un buen equipo y es como un terremoto'. También tiene anécdotas de su colaboración con el gran Todd Rundgren: 'Se presentó con ligueros, minifalda, sostén, todo el maquillaje del mundo. Yo creía que era un ritual para grabar; Steiman le convenció para que cantara en Amarte es un trabajo sucio pero alguien tiene que hacerlo. Sólo al final me explicó que iba luego a una fiesta donde todos iban vestidos de The rocky horror picture show'.

Natural de Swansea, nacida en 1951 (o 1953, hay para elegir), Tyler dice que debe haber algo en el aire de Gales que ayuda a desarrollar cantantes potentes: 'Me lo preguntó la reina Isabel II, cuando se inauguró nuestro Parlamento autonómico. Allí estábamos Tom Jones, Charlotte Church, Shirley Bassey... Es curioso, existe una gran tradición de coros en los pueblos mineros, pero ninguno de nosotros viene de esa escuela'.

Su carrera ha sido guadianesca. Con naturalidad, menciona los oscurecimientos durante largos periodos: 'Llega el rap, aparece el grunge y parece que ya no tienes derecho a existir'. Y su exilio discográfico en sellos alemanes: 'Yo vivo para el escenario, pero me gusta que haya música nueva mía en las tiendas. De lo contrario, ¿dónde está el reto?'. Ahora mismo prepara una colección de interpretaciones de sus canciones favoritas, 'desde The Beatles a U2, con la Filarmónica de Praga. He hecho muchos duetos en estos años y me gustaría medirme con Bono. ¡Gales contra Irlanda!'.

No es cuestión de dinero, asegura. 'Mi esposo, que también ejerce de manager, es un inversor astuto; tenemos una granja en Nueva Zelanda y docenas de casas en todo el mundo, desde Mallorca a Portugal, que es donde residimos la mayor parte del tiempo'.