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Crítica:ESCAPARATE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

De Blanchot a Blanchot

Javier Rodríguez Marcos

En ningún caso es tan cierto que los escritores no tienen biografía como en el de Maurice Blanchot. Que sigue vivo es lo más que se sabe de alguien que nació en 1907, del que no se conserva más que una foto de juventud y cuya vida ha quedado voluntariamente oscurecida por una obra formada por más de treinta libros entre novelas (Tomás el oscuro, Aminadab, El último hombre) y ensayos (El espacio literario, De Kafka a Kafka, El libro que vendrá). Habría, claro, que preguntarse qué significan vida y obra y, sobre todo, novela y ensayo. 'Sólo importa el libro, tal como es, lejos de los géneros', escribió el autor de La escritura del desastre, siempre más allá de la creación y de la reflexión. 'Filósofos', escribe, 'todos lo somos, vergonzosamente, gloriosamente, por abuso, por carencia (...) La filosofía sería nuestra compañía para siempre (...) aunque fuere perdiendo su nombre, convirtiendose en literatura'.

ARCHIPIÉLAGO

Dirección colectiva. Número 49 Archipiélago. Barcelona, 2001 144 páginas. 1.100 pesetas

La pregunta '¿de qué tratan los libros de Maurice Blanchot?' se disuelve en su propia formulación. Su escritura, efectivamente, se depliega en el espacio previo a lo que tradicionalmente se entiende por escribir -sobre algo-, deslindando las palabras y el mundo, acotando hasta el fin aquello que puede ser dicho antes de decir nada. No es, pues, extraño que se haya ocupado de autores como Celan, Beckett o Char. No lo es, tampoco, que su obra, que transforma en creación la crítica de la creación, haya generado un torrente de papel y tinta cercano en ocasiones a lo que George Steiner, para el que Blanchot es uno de los grandes, denomina el vértigo de las profundidades, una sensación que, como a los submarinistas, aqueja a aquellos críticos que creen que, llegados a cierto punto y ebrios en su interpretación, es posible de nuevo la respiración natural y, confiados, se desprenden de su escafandra, vale decir, del texto que motivó la inmersión. Y se ahogan. En cierto modo, es a esto a lo que se denomina peligro de chapoteo lingüístico en la presentación del número que Archipiélago ha dedicado a Blanchot, en lo que comparte con Anthropos algunos de sus colaboradores: Rafael Conte, José Luis Pardo, Alberto Ruiz Samaniego, Isidro Herrera y el propio Maurice Blanchot, del que ambas publicaciones traducen una muestra excelente de textos inéditos en castellano. Archipiélago cuenta además con la colaboración de Roger Laporte -a cuya Lettre à personne puso Blanchot un posfacio que se reproduce en Anthropos-, Jean-Luc Nancy y Christophe Bident.

Como no es posible caer impunemente en la paráfrasis o la retórica al hablar de algunos pensadores del silencio, no es posible, o no debería serlo, comentar a Blanchot sin añadir al comentario las contradicciones que encierran los abismos de una prosa embriagadora. Es, justamente, el peligro que, por ejemplo, evita con brillantez Pardo, que no deja que la admiración ahogue preguntas como las que el propio Blanchot se hace respecto a Lévinas: '¿Se contradice cuando se expone usando razones que él arruina?'.

Dos revistas, pues, para discutir con un fascinante pensador que en uno de los textos recogido en Anthropos formula un discreto aviso sobre la moderna necesidad de vivir sin patetismos a la intemperie: 'Únicamente niños pueden hacer una canción de corro de lo que se abre a la imposibilidad y únicamente niños pueden cantarla gozosamente'.

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Sobre la firma

Javier Rodríguez Marcos
Es subdirector de Opinión. Fue jefe de sección de 'Babelia', suplemento cultural de EL PAÍS. Antes trabajó en 'ABC'. Licenciado en Filología, es autor de la crónica 'Un torpe en un terremoto' y premio Ojo Crítico de Poesía por el libro 'Frágil'. También comisarió para el Museo Reina Sofía la exposición 'Minimalismos: un signo de los tiempos'.

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