Belice irrumpe en el presente
La historia del pequeño salvaje, virgen ante cualquier condicionamiento social y que tan bellamente contó François Truffaut en su película, tiene distintos ecos. Se repite constantemente en otro tiempo y otro lugar. Uno de estos ejemplos lo protagonizan los artistas de Belice, país centroamericano y caribeño que acaba de celebrar sus primeros 20 años de independencia de la Corona británica. Los creadores han nacido salvajes, libres de influencias en una tierra en la que pocos sabían lo que era el arte, a excepción de Shakespeare -por su pasado colonial- o la cultura maya; y ninguno, lo que significaba eso de contemporáneo. Sin televisión hasta la década de los ochenta y con problemas más urgentes para la supervivencia a los que atender, Belice ha crecido de espaldas al arte. Lejos de lamentarlo, los protagonistas de esta historia han transformado su desconocimiento del panorama artístico internacional en una virtud.
ZERO. NEW BELIZEAN ART
Capella de l'Antic Hospital de la Santa Creu Carrer Hospital, 56. Barcelona Hasta el 27 de enero de 2002
Zero. New belizean art, la
exposición que puede verse en la Capella de l'Antic Hospital de la Santa Creu de Barcelona, reúne el trabajo de seis de esos artistas. Son Santiago Cal, Alfonso Gálvez, Michael Gordon, Damián Perdomo, Gilvano Swasey y Yasser Musa. El responsable de esta eclosión de modernidad en un pequeño país (240.000 habitantes) casi cubierto por la selva es Joan Durán (Barcelona, 1947), artista y comisario de la muestra. Durán, que actualmente es embajador cultural de Belice, llegó al país en 1971 y supo transmitir a un grupo de jóvenes su entusiasmo por lo contemporáneo pero sin influirles estéticamente.
'Carecemos de tradición artística plástica, lo que permite a los creadores explorar en cualquier dirección, sin sentirse atrapados por su historia en términos de arte. La cultura en Belice, antes Honduras Británicas, tiene dos fuentes importantes: su capacidad para explorar los lenguajes contemporáneos y la necesidad de reconciliarse con su pasado, especialmente con el maya', reflexiona Yasser Musa, artista y promotor cultural de 31 años, quien en 1995 creó The Image Factory. El centro es una fundación privada en Belize City, el único espacio para el arte contemporáneo que existe en el país.
Yasser Musa, hijo del Primer Ministro de Belice Said Musa, una de las mentes más inquietas del país que colgó su licenciatura en Economía por la Universidad de Louisiana (Estados Unidos) y se dedica a promocionar artistas desde su fundación, fue el comisario de la reciente muestra 20/XX, la exposición con la que Belice celebró sus primeros 20 años de independencia con obras de una veintena de artistas, casi la mitad de ellos jóvenes de 17 y 18 años. Él presenta la instalación The bone machine, una gran mesa en la que despliega huesos de animales domésticos, salvajes y hasta de humanos.
Michael Gordon, un beliceño de 39 años que hasta 1995 vivía en la calle pintando compulsivamente sobre cualquier superficie, cuelga algunos de sus últimos retratos; mientras que Gilvano Swasey, artista conceptual de 26 años formado en Estados Unidos, presenta la serie Reduced for quick sale. Los contrastes marcan esta muestra en la que conviven estéticas distintas como las sinuosas formas que saca de la madera que se encuentra en el bosque Alfonso Gálvez, un granjero de 38 años que vive completamente aislado.
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