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Crónica:FÚTBOL | 16ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Betis se empequeñece

El equipo sevillano sólo se dedicó a defenderse ante una Real impotente

El Betis se marchó de Anoeta sin explicar qué ha hecho para merecer el reconocimiento de equipo revelación. En San Sebastián se suceden las deserciones, como si existiera un acuerdo para entregar el juego a la Real Sociedad y comprobar como ésta se derrite elaborando jugadas de ataque de puntual inconsistencia. El resultado final queda invariablemente revestido de toneladas de aburrimiento maquillado por el marcador, casi siempre imprevisible. Ayer tocó empate porque sólo los donostiarras trataron de alterar el marcador.

El Betis renunció a todo lo que no fuera defenderse, se borró y se comportó como un equipo pequeño aferrado a su nueva dimensión, la que le permite vivir entre los grandes. Si sólo se trata de mantenerse arriba, el Betis puede apuntar alto porque no le ruboriza prescindir del fútbol cuando toca.

REAL SOCIEDAD 0| BETIS 0

Real Sociedad: Alberto; Rekarte, Gurrutxaga, Luiz Alberto, Aranzabal; Xabi Alonso, Idiakez (Demetradze, m. 82), Tayfun (Gabilondo, m. 61), Aranburu, Khokhlov; y Jankauskas (De Paula, m. 26). Betis: Prats; Cañas, Belenguer, Filipescu, Luis Fernández, Joaquín; Ito, Benjamín (Mingo, m. 78), Denilson (Varela, m..55), Capi; y Amato (Dani, m. 67). Árbitro: Puentes Leira. Amonestó a Idiakez, Aranburu, Gabilondo, Filipescu y Luis Fernández. Unos 24.000 espectadores en Anoeta. Los jugadores de la Real vistieron, antes del encuentro, unas camisetas conmemorativas del tercer aniversario del asesinato del seguidor realista Aitor Zabaleta.

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La Real no puede darse esos lujos. El grupo de Toshack, de nuevo en el agujero de la tabla, vive bajo presión, ahogada por su situación y maniatada por la mayor carencia que puede arrastrar un equipo: la falta de gol. La rémora contrasta con su solidez defensiva, en la que los laterales se incorporan alegremente al ataque, y con su paciencia y buen gusto para armar sus ofensivas. Pero todo esto se desmorona a pie de área. Cuando se trata de echar imaginación al juego, cuando el orden sobra y se precisa chispa, la Real empieza a andar en círculos.

Toshack probó todo tipo de fórmulas desde el banquillo. Khokhlov amaneció inspirado, rápido y peligroso, y el galés quiso usarlo para todo: empezó a jugar en el centro de la línea medular y pasó más tarde por ambos extremos. Aranburu se retrasó al doble pivote después de arrancar por el lado izquierdo y Toshack llegó incluso a dar minutos al georgiano Demetradze, un desahuciado rescatado tras el fichaje frustrado del turco Nihat. Las ocurrencias de Toshack no pesaron demasiado. Aunque los centrales del Betis no se ponían de acuerdo, la Real no estaba para hurgar en las debilidades ajenas y se dedicó a rumiar de forma continua la forma de desbordar al rival. No se le ocurrió que la rapidez podría servir y se hartó de manosear el balón, de tocar en corto de forma infinita. Bajo de forma, Xabi Alonso no fue capaz de crear un pase con personalidad. Y, si no es él, sólo De Pedro puede imitarle. pero, lesionado, no jugó.

En la reanudación, las cosas parecían claras: sólo un milagro podría inspirar a la Real; sólo un error podría mandar al Betis al ataque. No ocurrió ni lo uno ni lo otro.

La única jugada que sacudió las pulsaciones de la grada fue en el primer minuto, cuando Aranburu se inventó en la línea de fondo un disparo sin ángulo repelido por el larguero. Por supuesto, fue un espejismo, un gesto que no tuvo nada que ver con los 90 minutos de impotencia y conservadurismo que se repartieron la Real Sociedad y el Betis.

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