Macrourbanización en Guadalest
La triste situación actual del valle de Guadalest, uno de los parajes más bellos del litoral mediterráneo, fuente de riqueza para la pequeña localidad y toda la comarca (baste recordar que es el sitio más visitado de España después del museo del Prado), en manos de un desaprensivo urbanizador que sólo busca el beneficio inmediato es un claro ejemplo de la disfunción creada con la LRAU, la ley reguladora de la actividad urbanística.
Una ley, que pudiera tener sentido en el entorno de un núcleo urbano para evitar la especulación inconmensurada, pero que desde luego carece de cualquier racionalidad aplicada en mitad de la ladera de una montaña en un valle de increíble valor paisajístico para urbanizar de la noche a la mañana 50.0000 metros cuadrados de terreno arrebatado a sus ancestrales dueños (quieran o no quieran) como si el entorno natural de una comarca que vive tanto del turismo como la Marina Baixa no fuese tan importante como la arena de sus playas.
Precisamente porque Guadalest, su valle, la provincia de Alicante, y buena parte del litoral mediterráneo español viven en gran parte del turismo, tienen la obligación de cuidarlo mucho dejándolo al abrigo de desaprensivos que no distinguen entre vivir del turismo y vivir de la especulación turística.
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