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Un motorista, hallado moribundo tras pedir auxilio por su móvil

Batanero murió desangrado al cortarse una pierna con un guardacarril

F. Javier Barroso

Luis Batanero Cabrera, de 41 años, murió desangrado ayer en la carretera M-402 (Getafe-Leganés) tras caerse de la moto que pilotaba y amputarse con un guardacarril la pierna derecha. La víctima, que cayó a un terraplén, fue hallada agonizante gracias a que en su teléfono móvil recibió una llamada de un empleado. Con un hilo de voz, Batanero logró decirle que se había accidentado y que estaba 'muy mal', y facilitó una pequeña pista que después permitió su localización. Pero era demasiado tarde.

El accidente ocurrió alrededor de las 10.30, cuando Batanero se dirigía en su moto, una Yamaha de 600 centímetros cúbicos, a los talleres de la empresa de autobuses Esteban Rivas, en el Polígono del Automóvil de Leganés. Por causas todavía no esclarecidas, la víctima perdió el control del vehículo y chocó en primera instancia contra la mediana. La fuerza del choque hizo que saliera rebotado contra el guardacarril del arcén, según informaron fuentes de la Guardia Civil de Tráfico.

La víctima se amputó la pierna derecha por el tercio superior (a la mitad del muslo), al golpearse contra uno de los postes que sostienen el guardacarril. Eso le produjo la rotura de la arteria femoral. Después cayó por un pequeño talud de unos tres metros.

En ese momento le llamó uno de los conductores que tenía contratados para conducir la flotilla de cinco autobuses de la que era dueño. El chófer, de origen marroquí, marcó el número del teléfono móvil de su patrón e inmediatamente le pasó el terminal a Jesús Cladera, un mecánico de Esteban Rivas, para que le explicase la avería que sufría uno de sus autobuses. Antes de que Cladera empezase a detallar el fallo mecánico a Batanero, éste le interrumpió: 'Acabo de tener un accidente con la moto. Me he cortado una pierna y estoy muy mal. Estoy muy mal', explicó Batanero con voz entrecortada. En ese instante se interrumpió la comunicación.

El mecánico devolvió el teléfono al chófer marroquí y le pidió que llamara de nuevo a su patrón para que éste dijera en qué lugar se hallaba caído. La angustia crecía entre todas las personas que había en el taller. Los dos primeros intentos resultaron fallidos, porque Batanero, que se encontraba ya muy débil, no respondió. Sí contestó a la tercera llamada. 'Estoy perdiendo mucha sangre y me encuentro muy mal', pudo decir con un hilillo de voz. El mecánico le pidió que le explicara el punto exacto donde estaba. Sólo alcanzó a oír un murmullo sin sentido y una palabra final, que le dio la pista: 'Andalucía'. Los conductores que estaban en el taller de Esteban Rivas de Leganés supusieron que Batanero circulaba por la autovía de Andalucía y salieron a buscarle por las carreteras que comunican esa vía con Leganés. Unos 15 minutos después lo hallaron en el kilómetro 2 de la M-402, dentro del término municipal de Getafe, muy cerca del centro comercial Parquesur, en Leganés.

Antes habían avisado al teléfono 112, que movilizó a una UVI móvil y a un helicóptero del Servicio de Emergencias y Rescate de la Comunidad de Madrid (Sercam). Ambos llegaron a los pocos minutos al lugar del accidente. Los médicos comprobaron que la víctima tenía las pupilas muy dilatadas y que estaba a punto de entrar en un shock hipobolémico, producido por la pérdida masiva de sangre. Los facultativos le practicaron maniobras de reanimación durante 40 minutos, pero todos los esfuerzos resultaron inútiles.

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Conductor experimentado

Batanero, casado y padre de dos hijos, vivía en el barrio madrileño de Embajadores. Colaboraba con la empresa Esteban Rivas desde hacía más de veinte años. Primero compró un autocar y después aumentó su flota hasta cinco. 'Para nosotros era como si fuera de la empresa. Era infatigable. No le importaba trabajar domingos o festivos. Además, era un conductor experimentado, con el que nunca hubo problemas', relató el director gerente de Esteban Rivas, Miguel Ángel Ventura.

Víctimas de 'las cuchillas'

Las columnas que sujetan los guardacarriles de las carreteras se han convertido en guillotinas para los motoristas. Unos 25.000 moteros se manifestaron por el paseo de la Castellana el pasado 10 de junio para exigir que el Ministerio de Fomento elimine 'las cuchillas' que mutilan a los conductores cuando se accidentan. Fomento ya ha empezado a forrar los postes con poliuretano y con cilindros. La manifestación rindió homenaje a Javier Cañadas, de 26 años, que murió el 25 de marzo pasado al sufrir un accidente en una curva entre Fuenlabrada y Móstoles. Chocó contra un pretil y se amputó la pierna izquierda. Como Luis Batanero, murió desangrado. Otro motorista, de 35 años, pereció degollado el 22 de abril en el kilómetro 30 de la M-501, la carretera de los pantanos.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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