'Estamos listos para luchar a muerte contra ETA'
El consejero de Interior del Gobierno vasco sostiene que 'la Ertzantza está preparada para una lucha a muerte contra ETA'. También advierte de que el acuerdo con los sindicatos puede romperse si pretenden quebrar el principio de autoridad y afirma que nunca se ha negociado más seguridad, porque la Ertzantza es la policía más protegida de todas. En su opinión, la lucha antiterrorista debe darse principalmente en Francia, donde está la cabeza de la organización.
'Es una vergüenza que estemos vetados en los foros de información de la policía francesa'
'Los mismos mandos acusados de connivencia con ETA miran su coche por si hay una bomba'
No padece los síntomas de un político acorralado, sino los de alguien habituado a ver caer la tormenta sobre sus espaldas. No trata de ocultar su perfil de nacionalista convencido, de abertzale desengañado por quienes han elegido la oscuridad y el terror. El consejero de Interior Javier Balza, de 44 años, daría la vida por sus denostados mandos de la Ertzantza.
Pregunta. Resulta inevitable pensar que la pacificación de la Ertzantza se ha logrado gracias a los asesinatos de dos patrulleros.
Respuesta. Afirmar eso es fruto del desconocimiento, o de mala fe, con la que se quieren acercar determinados sectores a la situación que se vive en Euskadi y, en concreto, en nuestra Ertzaintza. En primer lugar hay que hacer una reflexión, serena, del nivel de amenazas que ha tenido la Ertaintza en su historia. Quienes han estado amenazado como objetivo directo de la banda terrorista son los mandos de la Ertzaintza. Hasta el pasado marzo no se produce un ataque indiscriminado al patrullero ordinario, con el asesinato de Iñaki Totorika. En ese momento, aunque no existían datos que indicaran que se iba a abrir ese frente por la banda terrorista, el departamento de Interior convocó inmediatamente a los sindicatos. Se empiezan a adoptar medidas que ya estaban preparadas, así como la adquisición de materiales para garantizar la seguridad de los ertzainas. Se ha hecho una inversión en seguridad de más de 5.000 millones de pesetas. Lo que demuestran los dos últimos asesinatos es que un policía en Euskadi tiene un riesgo evidente en su seguridad personal frente a la banda terrorista. Por lo tanto, la actitud que tiene que tener, en el trabajo y en la vida privada, tiene que ser correspondiente a ese riesgo.
P. Pero las críticas a su gestión, los temores ante los riesgos, eran una vieja cuestión no resuelta hasta ahora. ¿Por qué?
R. Es que se produce una situación que no se da en ningún otro país europeo: los sindicatos ejercen el papel de garantizar las condiciones laborales de los ertzainas, pero, además, un papel de crítica política, no ya al departamento de Interior, sino a la acción política de gobierno. Las críticas políticas de un sindicato hay que contextualizarlas y deberán responder ellos de por qué hacen ese papel.
P. Pero es que lo que pedían los sindicatos era algo tan aséptico y fundamental como la seguridad.
R. El debate sobre la seguridad se planteó después de los asesinatos de Beasain y tuvo una respuesta inmediata. No ha habido una negociación sobre la seguridad en la que los sindicatos pidan A y nosotros les demos B. Desde el primer momento la reunión se desarrolló a partir de la necesidad compartida de revisar los procedimientos y tácticas de trabajo de nuestra policía. Porque compartimos que el tema de la seguridad no había sido suficientemente abordado, pero no porque se hubiera denunciado por los sindicatos, sino porque no existía el objetivo directo de ETA.
P. Pero sí debatieron como gato panza arriba para no eliminar la famosa egusentia, el sistema de trabajo policial.
R. No exactamente. Nosotros sabíamos que a la egusentia había que incorporar, y mejorar, la clave de seguridad. A lo que nos negábamos era a que determinadas partes de la egusentia tengan que seguir en funcionamiento. Y tenemos algo claro: los objetivos policiales, los del conjunto de la organización y de cada unidad, corresponden al mando y la forma de trabajar también la tiene que establecer el mando. Sólo vamos a revisar una parte de la egusentia que es la que corresponde al incremento de la seguridad. Eso es todo.
P. No todo. No es fácil comprender que los sindicatos tengan que plantarse para conseguir chalecos antibalas o coches blindados.
R. Es que no es cierto. Es absolutamente falso que se les haya negado, como han hecho creer a la opinión pública. Desde hace muchísimos años los ertzainas tienen a su disposición el mejor chaleco antibalas del mercado. Lo que pasa es que es muy incómodo de llevar. No era algo que consideraran necesario utilizar. Hasta ahora.
P. Pero si no tienen autorización para ponérselo, cómo se ha dicho.
R. Qué barbaridad. Eso es totalmente falso. Los instrumentos de trabajo son decisión del ertzaina. Es más: en algunas situaciones, como los controles de carretera, se les tiene que obligar para que lo utilicen. Lo que estaban planteando los sindicatos es que se compraran otro tipo de chaleco antibalas que se usan debajo de la ropa. Comprenderá que el departamento de Interior tiene otras necesidades como para tirar algo en perfecto uso y, además, homologado como lo mejor que existe. Son elementos de protección personal que no tiene ninguna otra policía.
P. Pero hay un debate menor en el que no está en juego el prestigio de su departamento sino la vida humana.Y es que la ertzaina asesinada había pedido que no se les obligara a hacer guardias estáticas como las de trafico.
R. No se si habría habido alguna relación de esta ertzaina con el mando directo de su unidad, u obedece a otros intereses esta cuestión que ha salido por ahí. Pero la Ertzaintza tiene que regular el tráfico y prestar cualquier servicio de seguridad, con independencia de que haya un local de Batasuna cerca, enfrente o mas allá. Hay que hacerlo con las medidas necesarias. Y, en este caso, eran que no había un ertzaina aislado en un cruce de carretera; estaban dos y eso es una medida de autoproteccion y una medida de seguridad en el trabajo. Además existe un sistema de patrullas, de prevencion. Lo que no podemos es aceptar, yo desde luego no lo acepté, que se dijera: 'Como ha habido un asesinato, ha habido una falta de seguridad' y, lo que es peor, que se diga que ha habido voluntad de no implicación en la seguridad. Porque asesinatos de policías se cometen en todos sitios y no oigo ese debate en Francia con el gendarme que está al borde de la muerte en estos momentos, ni cuando se pone una bomba lapa en un coche de la Guardia Civil en Aragón, o en otros muchos sitios. Porque eso es quebrar la confianza de la sociedad en una policía o en un gobierno, aunque la verdad es que no me sorprende, porque hace una semana el presidente Aznar estaba declarando que el Gobierno vasco y ETA comparten los mismos fines. Y dos días más tarde ETA mata a dos funcionarios de este Gobierno.
P. Sí son funcionarios, a través de los sindicatos, quienes critican su forma de hacer las cosas.
R. No han hecho una crítica que suponga fallos en la seguridad que haya que corregir. Son conscientes de que estamos en una nueva situación; lo que demandaban era una adaptacion a ella. Y el diagnóstico fue compartido desde el primer minuto de la reunión. Hasta hace unos meses nadie se planteaba la seguridad de los ertzainas, porque el objetivo de ETA no eran ellos, eran los mandos. Esos criticados mandos que llevan 10 años siendo objetivo terrorista, desde Goicoetxea, máximo mando de la lucha antiterrorista, pasando por Doral, hasta llegar a Uribe, el último asesinado por ETA. Los mismos mandos que tienen que leer y oír que son conniventes con ETA, pero por las mañanas miran debajo de su coche por si ETA les ha puesto una bomba.
P. Hace unos días se le veía con el agua al cuello ante el riesgo de un plante de la Ertzaintza.
R. No me he sentido así en ningún momento, ni lo siento en la Ertzaintza. He tenido conversaciones en la comisaría de Beasain la misma noche en la que fueron asesinados sus compañeros y no estaban puestas estas cosas en cuestión. Es más, las reflexiones que me llegaban eran las que auténticamente emocionan: 'El enemigo es ETA', me decían los ertzainas, 'y tenemos que seguir prestando estos servicios'. La base de la Ertzaintza tiene muy claro que el enemigo es ETA, no el PNV, ni el PP, ni el PSOE.
P. Lo cierto es que la Ertzaintza es objetivo preferente de los terroristas. ¿Cuál es su reflexion política sobre este cambio?
R. Justamente la contraria de la que hacen los que se atreven a afirmar, tan injustamente, que la Ertzaintza mira para otro lado, que cohabita con la violencia. Para mí significa la prueba evidente de que la barrera de contencion de la radicalidad y de la distorsión y del terrorismo es la Ertzaintza, que para ETA y para los que cometen los delitos de kale borroka, ya no es el referente la policía nacional o la Guardia Civil, sino que es precisamente a la Ertzaintza a quien tienen enfrente y quien genera su odio, porque son los que luchan contra ellos. Somos el enemigo principal de la banda terrorista.
P. Pero antes la Ertzaintza estaba en otra onda más desorientada frente a la violencia. Le quiero traer a la memoria aquella manifestación en las que las órdenes eran proteger a los violentos y reprimir a quienes intentaban manifestarse contra el terrorismo.
R. Es que es siempre la intoxicación la que se impone frente a la verdad. Mientras yo oía al entonces ministro del Interior, Mayor Oreja, decir que era incomprensible la actuación de la Ertzaintza, que el Gobierno vasco había perdido el norte, mi viceconsejero estaba en contacto permanente con el secretario de estado de Seguridad compartiendo la situación con nosotros y diciendo: 'Quietos, no os mováis, aguantad el tirón, eso se puede convertir en una masacre'. Y el PSOE al día siguiente dijo: 'La Ertzaintza hizo lo que tenia que hacer'. Tampoco he olvidado eso. Pero, claro, eso no interesa en la guerra del Norte. Todavía estoy esperando que se diga algo positivo de la actuación de la Ertaintza en la detención del comando Buruntza, por ejemplo, en la mejor operación policial que se desarrolla en Euskadi. Y sin una sola información de Francia, que es una vergüenza que la Ertzaintza esté vetada en los foros de información de la policía francesa. La batalla contra ETA es la de la información y la Ertzaintza siempre ha estado vetada en esos terrenos.
P. Hay un pozo de desconfianza, que no sé si se está diluyendo en los últimos tiempos.
R. Tengo que reconocer que desde los últimos meses encuentro una voluntad política muy distinta por parte del vicepresidente del Gobierno y actual ministro del Interior. Hemos dado pasos cualitativos fundamentales. Porque cuando me hice cargo del departamento me encontré con una situación, que también tuvo que soportar mi antecesor: que no se intercambiara la información entre las policías, ni tan siquiera la información sobre la seguridad de personas. Hoy esa aberración ya no existe y la información se transmite en horas.
P. Como militante del PNV le habrá resultado duro afirmar, tan claro como lo ha hecho, que la prioridad de la Ertzaintza es la derrota policial de ETA; ésta no es la salida que los nacionalistas soñaban.
R. He dicho lo que tenía que decir. Pero es que a algunos parece que se nos exige que digamos las cosas veinte veces más. El lehendakari ha trazado una línea, bien clara, que separa la delincuencia y la respuesta policial de la realidad de un conflicto político que esta ahí sin resolver. La relación con la banda terrorista, en el sentido de abrir una vía de contacto o de diálogo, no debe de olvidarse. Pero hay que hacerla con consenso entre los partidos democráticos y en el momento oportuno.
P. Arzalluz ha dicho que ETA puede acabar como el GRAPO. ¿Comparte ese pronóstico?
R. Sí, en el camino que llevan, muy probablemente. Porque si de algo se ha valido ETA en su historia es del apoyo social que ha tenido, al menos en una parte de la sociedad vasca. Hoy no tiene prácticamente apoyo social y Batasuna atraviesa por el mayor caos de su historia. Pero no es suficiente. Es necesario que se den conjuntamente la batalla judicial, la policial, la batalla en Europa. ETA tiene que ver que no tiene salida.
P. No hay signos que indiquen motivos para el optimismo.
R. No. En estos momentos no hay posibilidad de tregua, que yo conozca. Sólo hay lo contrario: decisión de mayor radicalidad. Por eso tiene que haber mayor radicalidad en el rechazo social y en la acción de la justicia y la policía.
P. Quizás ahora, con el atentado contra el gendarme, esa voluntad se traduzca en hechos ¿no?
R. Debería de ser así. Yo, desde luego, estoy convencido de que es en Francia donde debe desempeñarse la principal lucha antiterrorista. Pero entendido como una responsabilidad europea y no solamente francesa. Por supuesto que hay que luchar aquí contra los comandos que ejecutan los asesinatos, pero donde está la cabeza de la organización, y donde está la infraestructura fundamental, material, explosivos, armamento, etcétera... es en Francia. Creo que el aviso que les ha dado ETA debe de actuar en la conciencia política del Gobierno francés, para que tengan claro que no puede existir un fenómeno terrorista en Europa.
P. ¿Ha calculado cuánto va a durar el acuerdo con los sindicatos de la Ertzaintza? Porque algunos de sus representantes ya han advertido que le van a vigilar de cerca.
R. ¡Y nosotros a ellos! Quiero decir con esto que el cumplimiento de un contrato es observado, muy beligerantemente, por las dos partes y que aquí hay compromisos, también para los sindicatos. Uno de ellos es que el debate de seguridad no debe de encubrir otro tipo de cuestiones. Hay un compromiso de los sindicatos de compartir una nueva mentalidad anta la nueva situación creada por ETA. Los compromisos son mutuos y es un acuerdo difícil de cumplir. Habrá problemas si el departamento de Interior no es capaz de transmitir al último jefe que es un nuevo tiempo y que hay que trabajar de forma distinta. Pero también puede romperse el acuerdo si los sindicatos, algunos de cuyos dirigentes ya han envenenado bastante la situación, quieren aprovechar el río revuelto para otro tipo de aspiraciones, rompiendo líneas del control del trabajo, de autoridad. Aquí no se pueden confundir terrenos. El mando seguirá siendo el mando y un ertzaina nunca organizará la labor policial.
P. Me pregunto si la Ertzaintza sigue preparada para esta lucha a muerte contra la muerte que se les viene encima.
R. La Ertzaintza sí está preparada para esa lucha a muerte. Lo mismo que los jueces, los periodistas, los profesores de Universidad. Con un plus: que todos saben que son policías y que esto no ha empezado ayer.
P. ¿Y usted?
R. Siendo consejero de Interior en Euskadi... va de suyo. Si no, no vendría mañana al despacho.Y le aseguro que vendré.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.