El Athletic necesita llegar a la prórroga para ganar al Toledo
Y es que el equipo bilbaino se limitó a reducir el campo al estrecho carril de un lateral, eliminando cualquier idea y esperando a que la pelota tomara sus propias decisiones sin que nadie se atreviese a gobernarla. Nadie. Porque la verdad es que tampoco los manchegos, un grupo guerrillero con etiqueta de Segunda B, hicieron grandes cosas. Ponerle ganas, correr, mover un poquitín con timidez el balón en el centro del campo y confiar en la habilidad de su volante derecho, Robert, y de sus dos puntas, Revilla y Servulo.
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