Una exposición recupera en Vitoria 150 años de los recortables de juguete
En plena expansión de la Playstation 2, el Centro Cultural Montehermoso de Vitoria recupera uno de los entretenimientos preferidos de generaciones de niños y no tan pequeños: el juguete recortable. La exposición, que se inauguró ayer y estará abierta hasta el 13 de enero de 2002, ofrece 200 piezas montadas y centenares de cartulinas pertenecientes a la Fundación Eustaquio Castellano, desde el año 1860 hasta la actualidad. Algunas muñecas se completan con reproducciones a tamaño natural.
El recorrido de esta muestra sobre el mundo del recortable infantil delimita los tres grandes campos en los que se ha especializado este juguete: las muñecas, los soldados y las construcciones. Muñecas y soldados aparecieron prácticamente al mismo tiempo, aunque éstos últimos no tenían una intención didáctica: se inventaron para servir como ayuda gráfica a los sargentos que reclutaban soldados por los pueblos.
La exposición, sin embargo, sí se ha orientado para que los más pequeños puedan disfrutar. Las piezas originales exhibidas en el apartado de muñecas se completan, por ejemplo, con reproducciones a escala natural para que los niños puedan vestir a unos muñecos de su tamaño. Estas reproducciones corresponden a la colección La familia americana, una serie nacida en los años veinte en Estados Unidos y que todavía se sigue fabricando con los presidentes del país y sus familias como protagonistas.
Eustaquio Castellano comenzó a coleccionar ejemplares del juguete de su infancia hace 35 años. 'En aquel momento, todavía existían librerías y papelerías que conservaban recortables hasta de principios de siglo', comenta. Esto le permitió atesorar un buen panorama de ejemplares, a los que hay que sumar los que ha adquirido en distintos países de Europa y en Estados Unidos, y los que se han continuado fabricando hasta la fecha.
Castellano suele adquirir dos ejemplares de los recortables de construcción, uno que realiza y otro que guarda. La exposición muestra las dos miradas. Como la del Puente de la Torre de Londres, que domina la sala principal.
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