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Aulas

Útil antes de ser publicado

Los dos diccionarios médicos traducidos al francés y al inglés, cuya elaboración dirige la Universidad de Málaga, tienen objetivos docentes y la meta de solucionar dudas a los médicos en su trabajo en los hospitales. Pero nadie contaba con que, incluso antes de ser editados, los diccionarios despejaran indecisiones y hasta hayan salvado una vida.

La inesperada, a la vez que gratificante anécdota, ocurrió en el hospital Carlos Haya de Málaga, donde trabaja uno de los especialistas encargado de definir los términos. En este centro hospitalario ingresó un muchacho de 15 años moribundo y con extraños síntomas de una enfermedad a la que nadie lograba poner nombre.

Después de búsquedas angustiosas en Internet, de repasos acelerados en la biblioteca del hospital y de discusiones a la postre estériles, uno de los médicos que se encontraba de guardia ese día preguntó con tino por el diccionario que estaba realizando la Universidad de Málaga.

La casualidad quiso que uno de los jefes de grupo trabajase en Carlos Haya y que ya estuviese terminada la información sobre el vocablo síndrome, uno de los que más páginas ocupa en el diccionario y de los que más quebraderos de cabeza ha provocado a los creadores. Tras consultar estas hojas sueltas aún sin encuadernar y editar y posiblemente llena de anotaciones, los facultativos detectaron la enfermedad y pudieron salvar la vida del muchacho, que podrá leer con satisfacción y en tres idiomas distintos la siguiente definición: Síndrome de Robertson.

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