Los rebotes ayudan al Betis en El Sadar

Con la joroba o la espalda también se juega a fútbol. El Betis se aprovechó de partes poco convencionales del cuerpo para salir de El Sadar con una victoria que le sabe a gloria y le devuelve a la primera línea de la Liga. Marcó dos goles poco limpios. Uno, con la intervención de Armentano, más pendiente de su pareja de salto que del balón. El otro, con un golpe de fortuna, al desviar Contreras un lanzamiento de Cañas. El caso es que fueron suficientes para que el equipo de Juande Ramos anestesiara a un Osasuna irregular.

El equipo de Lotina, que esta semana ha anunciado que en verano hará las maletas, pareció poner más voluntad. Su problema es que de vez en cuando baja su ímpetu, entonces pierde concentración y, de seguido, pierde partidos. Osasuna jugó una primera media hora loable, plena de anticipación y velocidad. Le faltó gol. Su fútbol tiene más elaboración que remate. Sólo recopiló un balonazo al palo de Puñal. Y eso a veces cansa.

El Betis no quería responsabilidades claras. Sólo Capi y Denilson estaban realmente comprometidos con el balón. Cuando Osasuna se quedó vacío, ellos manejaron el partido. El Betis llegaba a la portería aparentemente sin querer. Y cuando llegó lo hizo en tromba. En cuatro minutos sentenció con dos goles. Osasuna se quedó helado y sólo a raíz del tanto de Iván Rosado se sintió con fuerzas. Pero si no consigue goles en estado de serenidad, cuando la ansiedad aprieta es más difícil.