Las tribulaciones de Cuauhtémoc
El mexicano del Valladolid alterna su éxito reciente con una vida turbulenta cuya última extravagancia fue renunciar al Mundial
Cuauhtémoc Blanco (México DF, 1973) es aquel chico que ganó celebridad planetaria evadiendo dos defensas de un salto, con el balón apretado entre los tobillos, durante la Copa del Mundo de Francia. El regate, bautizado como La Cuauhtemiña, representa el espíritu excesivo de un jugador que vive sus mejores días en España al tiempo que alimenta polémicas infinitas. Después de clasificar a su selección hace quince días con dos goles ante Honduras, anunció el pasado lunes que su ciclo con México había terminado, que no se sentía bien tratado y que no estaría en el Mundial de 2002. Incluso su madre metió baza en la cuestión y aseguró al diario mexicano El Universal que su hijo le había prometido llevarla al Mundial y que esperaba una rectificación.
En México la discusión en torno la retirada de Cuauhtémoc se ha convertido en debate nacional. En varios medios, el jugador denunció que ante el choque frente a Honduras su federación le había preparado un viaje repleto de escalas. Barcelona, Paris, y por fin México DF. Fastidiado, se pagó un billete directo en primera clase y en el asiento contiguo se encontró con Palencia, jugador del Espanyol. '¿Tú también te has comprado el billete?', inquirió. 'A mí me lo pagó la federación', respondió Palencia. Según Hugo Enrique Kiese, directivo de la federación mexicana, Palencia viajó en primera por casualidad. Luego no había billetes y buscaron una ruta movidita para Blanco.
El lio se terminó de armar cuando Cuauhtémoc no se alineó en el amistoso de Huelva frente a España alegando que no lo hacía porque tenía unos 'pantalonzotes', en referencia a su orgullo viril. Se aseguró desde México que Blanco tenía que resolver unos temas personales, y bien podría tratarse de una comparecencia ante un Juzgado con motivo de su ruptura matrimonial. Y es que la prensa rosa azteca encontró un filón en el delantero. Incluso en la cadena mexicana Televisa hubo una comparecencia para toda la nación con Cuauhtémoc y su esposa, que acusaba al jugador de diversas agresiones. No es el único episodio violento que ha protagonizado. En 1999 propinó un puñetazo a un aficionado, según él, porque estaba instigado por David Medrano, un columnista del diario El Informador.
Cuauhtémoc está rabioso con el mundo. Dispara contra la federación porque no se preocupó por él cuando estuvo lesionado y porque todavía no ha pagado al Valladolid la factura de la operación por una lesión producida en un partido internacional. Critica a sus compañeros de selección porque según el propio futbolista han demostrado sus envidias al decir que 'es bueno pero no imprescindible'. De la ira del goleador ni su madre se salva. El miércoles pidió a su progenitora que no hiciese más declaraciones a la prensa.
Cuauhtémoc sigue en una lucha que nunca le ha resultado fácil desde que llegó a España. Los dirigentes de su club de origen, el América, exigen al Valladolid el ejercicio de una opción de compra de más de 1.000 millones de pesetas que por el momento el club pucelano no puede pagar. Eso este año, porque la temporada pasada Cuauhtémoc no rascó bola. Primero porque Ferraro no contó con él y después porque una entrada salvaje de un defensa de Trinidad y Tobago le destrozó el ligamento cruzado anterior y los dos meniscos de la rodilla derecha.
Fueron sus peores momentos y ahora Cuauhtémoc hace memoria para ajustar cuentas: a la federación mexicana y al América de México porque no le apoyaron, y a los médicos del Valladolid y su fisioterapeuta, Tico Gómez, porque le sacaron del pozo. Cuentan que en una sesión de rehabilitación Tico Gómez -a quien ha dedicado varios goles- le llevó a la piscina, Cuauhtémoc se lanzó al agua y comenzó a apurarse y a hacer gestos extraños ante el estupor del fisioterapeuta. '¿Sabes nadar?', le gritó Gómez. '¡¡¡No, pero cumplo ordenes!!!', contestó el mexicano.
Al fin recuperado, Cuauhtémoc se ha convertido en la estrella que hace volar al Valladolid. El golazo de falta en el Bernabeu, su actuación ante el Athletic y los goles con México le han puesto en órbita. Y el pasado domingo, ante el Zaragoza, añadió a su repertorio un impecable control con el culo que anestesió la pelota sobre el césped.
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