'Se debe impulsar un pacto entre creadores y programadores para revitalizar el teatro'
El teatro es su vida. Guillermo Heras lleva 31 años metido entre bambalinas, ha dirigido más de 50 montajes, ha sido actor, director y autor de numerosos textos. Nacido en Madrid en 1952 fue director del Centro Nacional de las Nuevas Tendencias Escénicas durante los diez años en los que funcionó, y ahora dirige desde su creación la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos de Alicante. Un certamen, en el que muy pocos creían al principio, y hoy se ha consolidado con una media de 9.000 espectadores por edición, y 25 espectáculos teatrales de todo tipo en una semana.
Pregunta. ¿Qué balance presenta la muestra que hoy termina?
Respuesta. Creo que lo importante de esta novena edición ha sido la normalidad, lo que empezó siendo un proyecto en el que pocos creían, salvo los medios de comunicación y el público que han sido fieles, ha logrado convencer a los políticos que la muestra tiene sentido.
'Madrid es un fantasma que mira al pasado, y Cataluña ofrece teatro europeo'
'El teatro corre el peligro de convertirse en un museo de cera, si no arriesgamos'
P. En esta edición hay un eje político en varias de las obras. Empezaron con un clásico sobre Franco, y luego otro de La Pasionaria
R. Y hoy domingo podemos ver una obra sobre un personaje fundamental como es Pablo Picasso. Haber presentado tres visiones diferentes sobre el mismo eje común; la historia reciente de España, sirve para no abandonar la memoria. En los años 80 el teatro se alejó de ciertas temáticas sociales e históricas, pero en esta muestra hemos podido ver textos de dos autoras muy jóvenes, que no han cumplido los 30 años, y en los que subyace una preocupación política y social. Volvemos a establecer una cierta dialéctica entre un teatro de la imagen y de la palabra.
P. ¿Cada año plantean temas distintos?
R. Ahí tengo que ser muy sincero, la Muestra de Alicante todavía es de mercado. Yo no puedo rectificar ese mercado porque no puedo coproducir, y en estos momentos tengo en el cajón de mi casa más de 15 textos muy buenos, y de varias generaciones, que no he visto en el escenario, y que mi ilusión sería verlos.
P. En este sentido el autor homenajeado este año, José María Rodríguez Méndez, ya dijo que tenemos buenos textos, pero los montajes no están a la altura de las circunstancias...
R. A mí me gustaría que la gente no confunda texto y representación. Aquí en Alicante cada año veo textos que no me parecían interesantes y con una buena representación actoral adquieren relieve. Pero también veo cómo se masacran textos, porque la puesta en escena que no ha penetrado en la nueva construcción que plantean los nuevos autores.
P. ¿Cómo valora los textos que se están creando?
R. Se están escribiendo un teatro muy contaminado por el cine y los mensajes audiovisuales. Todo esto requiere una puesta en escena más acorde con el siglo XXI, sin embargo, vemos puestas en escena de textos renovadores que están representadas como en el siglo XIX.
P. ¿Y el papel del actor sobre el escenario?
R. Ahora nos encontramos con un problema mediático en el que los grandes actores son los que aparecen en televisión, y ésos no están preparados para hacer teatro. Vamos a sufrir una gran crisis, dentro de muy poco, porque no habrá generaciones prepadadas para actuar en grandes teatros, ahora sólo actúan en la televisión, donde no sobreactúan y te piden que seas tu mismo.
P.¿La culpa es la televión?
R. Yo prefiero no echar la culpa a nadie, es una almalgama de cuestiones, los actores tienen que vivir y comer. Yo me enfrento a los actores jóvenes en mis talleres, que actúan en salas alternativas o en las series juveniles de televisión, y no saben proyectar la voz, cuando hacen una obra chillan, y no encuentran esa latencia de los grandes autores.
P. ¿Y los programadores qué responsabilidad tienen?
R. No ha habido ningún tiempo en el que los programadores hayan sido tan cobardes y tan conservadores, sólo apuestan por lo conocido. Creo que sería bueno que apostaran por la democracia, en todos los pueblos hay un público mayoritario que quiere ver obras de famosos, pero también hay un público joven, inquieto que quiere ver las experiencias de algo que les habla de ellos mismos. No del teatro como un museo, porque el teatro corre el peligro de convertirse en un museo de figuras de cera. Para evitarlo los programadores, productores y exihibidores tienen que arriesgar, y plantear obras de autores de hoy, de lo contrario es siempre la mirada al pasado.
P. ¿Qué hace la iniciativa privada en este sentido?
R. Tenemos una parte de la empresa privada absolutamente cutre y mezquina que considera el teatro contemporáneo de segundo orden, y hacen producciones que rozan la indignidad, muy exiguas en el decorado y la luz. Ante este panorama algunos autores apuestan por dirigir también ellos.
P. ¿Y qué me dice del teatro español?
R. Creo que no conocemos el teatro español, conocemos el teatro madrileño, el catalán y el que de cada Comunidad, pero no tenemos una visión completa, plural y federal.
P. Y entre el teatro de Madrid y el de Barcelona, ¿vemos grandes diferencias?
R. Totalmente, yo soy madrileño y considero que mi ciudad ahora es un fastasma teatral, una sombra de lo que fue en otros momentos, y Cataluña ahora es un país teatralmente muy interesante, importante y sobre todo europeo, que arriesga y plantea iniciativas.
P. Sin embargo, en la programación de la Muestra de Alicante hay pocos montajes catalanes...
R. Creo que lo que puede venir en otra época del año al Teatro Principal es absurdo que venga a la Muestra. Lo que hay que preguntarse es si los alicantinos a lo largo de todo el año han podido ver practicamente todo el teatro contemporáneo, si no lo vieran porque aquí no llega, entonces sería un problema.
P. Con lo que me está diciendo, no le veo muy optimista
R. Todo lo contrario, creo que hay luces y sombras, yo lo que digo es que el teatro español contemporáneo necesita un plan integral del teatro. Todas las instituciones deben actuar.Tenemos un buen circuito teatral, pero hay que conseguir que las programaciones de esos teatros sean democráticas y abiertas, tenemos nuevas generaciones que quieren hacer teatro, directores que saben dirigir, no paramos de dar premios a textos buenos y el público responde. Creo que el teatro está desequilibrado, entre el gran deseo de creación y cómo se proyecta eso hacía los ciudadanos. Se debe impulsar un pacto entre creadores, programadores y espectadores para revitalizarlo.
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