La catedral sevillana promueve un aula para resaltar el decisivo papel de San Isidoro en la cultura europea
El cabildo de la Catedral de Sevilla ha querido saldar una deuda con uno de sus grandes arzobispos, San Isidoro, (Cartagena, 560-Sevilla, 636), con la creación de un aula con su nombre. San Isidoro fue un sabio que reunió el conocimiento de la Antigüedad en sus más variadas ramas. Aunque nació en Cartagena, pronto se trasladó a Sevilla con su familia. San Isidoro está considerado una auténtica luminaria de la cultura universal, promotor de un movimiento cultural cuyo centro fue Sevilla. Fundó escuelas y monasterios y, sobre todo, entregó a la Edad Media el saber de la Antigüedad y del cristianismo primitivo. Su obra principal, las Etimologías, es una auténtica enciclopedia de su tiempo, un libro monumental que se copió y difundió en toda Europa.
En los siglos oscuros, cuando la caída del imperio romano había abierto las compuertas a la barbarie y la ignorancia en Europa, San Isidoro salvaguardó la cultura grecolatina. Libros, nombres, ideas y pensamientos arrinconados por los bárbaros fueron salvados por el eclesiástico sevillano.
'El cabildo de la Catedral de Sevilla tenía una deuda con San Isidoro. Ha llegado la hora de cubrir esa deficiencia', comenta Juan Guillén, director de la Biblioteca Colombina y miembro de la comisión capitular. 'San Isidoro fue el primero que intentó una gran enciclopedia globalizadora del conocimiento de la época. Las Etimologías, ordenada alfabéticamente, fue la obra más reproducida durante varios siglos, un auténtico best-seller', dice Guillén.
San Isidoro recogió en las Etimologías hechos históricos, datos lingüísticos y etnológicos, sobre jurisprudencia, geografía y agricultura... Todo un retablo del saber de su época, rescatado de la ignorancia triunfante tras el desmoronamiento del poder romano, forma parte del libro: animales, minerales, plantas, razas, jardines, monstruos, vestidos, armas, oficios, artilugios, utensilios, edificios...
El aula ha organizado la exposición San Isidoro en nuestra catedral, que exhibe hasta final de mes una serie de predelas (parte inferior de un retablo); el arca con las supuestas reliquias de su hermano, San Leandro, y obras manuscritas e impresas. Entre estas últimas, hay cuatro incunables (libros impresos antes del año 1500). Uno de ellos figura entre las primeras ediciones de sus Etimologías y está fechado en 1483 en Venecia.
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