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Reportaje:Aulas

'¿Y no es verdad, Sócrates...?'

La Universidad de Granada conmemora la muerte del filósofo emulando sus diálogos

-¿Y no es verdad, Sócrates, que una ciudad buena es la que tiene leyes buenas?

-¡Desde luego, querido Critón!

El diálogo parece sacado de una obra de Platón o de cualquier drama de la Grecia clásica. Pero no. Es de una conversación mantenida ayer mismo en Granada, en una plaza, la de las Pasiegas, ante un gran corro de 300 personas en las que todas eran, al mismo tiempo, público y actores, espectadores y entrevistadores. La identidad de Sócrates correspondía, en realidad, a la de Pedro Cerezo, uno de los catedráticos de Filosofía más carismáticos de la Universidad de Granada. La de Critón, a cualquiera de los asistentes que podían tomar un micro e interpelar a Cerezo. Fue la forma que ayer tuvo la ciudad de conmemorar el 2.400 aniversario de la muerte de Sócrates: celebrando un ágora, una charla al aire libre, al modo en que lo hacía el filósofo griego. La de las Pasiegas se convirtió ayer en una plaza filosófica.

La iniciativa de convocar a estudiantes, catedráticos de diferentes disciplinas y público en general para recordar a Sócrates partió de un grupo de profesores universitarios y de instituto que estos días conmemoran su muerte con mesas redondas, obras de teatro, conferencias y charlas en la Facultad de Ciencias de la Educación. Una de las actividades más llamativas era la de ayer, el ágora socrática: un catedrático hablaría de Sócrates y establecería un diálogo como lo hizo en su tiempo el viejo sabio griego, el diálogo como forma de conocimiento de los demás y como método para llegar a la verdad.

'La verdad es que la respuesta de la gente ha sido increíble', comentaba entre amigos Salvador Camacho, uno de los artífices de esta curiosa propuesta. No era para menos: cuando los organizadores esperaban apenas media docena de curiosos en la plaza al aire libre, se encontraron con tres centenares de curiosos muy jóvenes y muy dispuestos a escuchar y a hablar pese al frío.

Cerezo, un profesor ya muy curtido tras décadas enseñando filosofía en Granada, era el primer asombrado. 'Nunca me he visto en un aprieto como éste', decía. 'He dado clases en muchos sitios, y hasta mítines en un tractor, pero esto es la primera vez'.

'Esto' se refería a tener que hablar de filosofía pura en una plaza, micrófono en mano, y responder, argumentar o discutir con cualquiera de los presentes que lo deseara. Eso sí: Cerezo iba vestido de calle, sin toga ni barba. 'Y creo', decía con sorna, 'que muchos han venido por el morbo de verme así vestido'.

La introducción sobre algunos aspectos biográficos sobre Sócrates, el cantero hijo de la partera que contestaba a sus discípulos con preguntas, para que la verdad saliera a la luz de sus propias respuestas -el término mayéutico, con el que se define el método de enseñanza socrática procede de un verbo griego que significa 'parir'- dio luego paso a reflexiones sobre el mundo actual y hechos que afectan al planeta. De entre el público surgieron reflexiones tan interesantes como: 'Hoy existen muchos medios de comunicación, pero la gente se comunica muy poco', o 'lo que en la antigua Grecia era una polis, una ciudad, hoy es el planeta entero, la aldea global'.

También hubo críticas durísimas que salían de la boca de Cerezo o de otros catedráticos que intervinieron en el diálogo. 'La educación', dijo el filósofo, 'está hoy mal. Cuando mandamos a nuestros niños a la escuela, entran en ella preguntones, retozando, llenos de curiosidad. Después de años de escuela, de institutos y universidades, salen perfectamente planchados, vienen colonizados'. Otro profesor intervino para abundar en esa idea: 'La educación no es un fracaso', dijo. 'Precisamente porque el objetivo de la educación es adocenar a la gente, hacerla acrítica. Hasta el termino pedagogía procede de la palabra rebaño'.

Conforme avanzaba la tarde, más y más público fue sumándose al curioso foro que se había formado en la plaza. Pedro Cerezo, que se negó en todo momento a parodiar a Sócrates, fue conquistando al público, reclamando la necesidad de un verdadero diálogo. Hablaba de las leyes, de la filosofía, cuando entre el público, surgió una voz:

-¿No es verdad, Sócrates, que una ciudad buena es la que tiene leyes buenas?

Cerezo, sonriente, se volvió hacia el espectador y replicó:

-¡Desde luego, querido Critón!

Charlas sobre la amistad, la muerte y la ley

El ágora callejero y socrático de ayer, si bien resultó muy curioso, no es la única actividad con que estos días se recuerda al filósofo. Desde ayer mismo, y hasta mañana, la Facultad de Ciencias de Educación de Granada acoge un ciclo de conferencias y mesas redondas en el que participan, entre otros, el juez Miguel Ángel del Arco, el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, el poeta Antonio Carvajal, que dará a conocer un poema expresamente escrito para este evento, o los catedráticos José Cazorla o Nicolás López Calera. Además de las conferencias, en los que se abordan aspectos como la amista, de muerte o la ley, las jornadas, denominadas Recordando a Sócrates, servirán también para la puesta en escena de varias lecturas dramatizadas, como El Fedón, Critón o Lisis, una versión teatral de Electra y concierto de música clásica.

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