Una rotura de vértebras, el gran reto de Zasipkina
Un ejercicio de salto dura sólo unos segundos. Los mismos que ha tardado la rusa María Zasipkina, miembro del equipo que hace un par de semanas ganó la medalla de plata en los Mundiales de gimnasia artística, en poner en peligro su carrera y puede que su vida.
Esta niña rubia de 15 años, a punto de cumplir los 16, se estaba entrenando en el centro de Moscú en el que se concentra el equipo ruso; enfiló su aparato favorito, en el que ganó una medalla de bronce en los últimos Campeonatos de Europa júnior, corrió un par de decenas de metros, botó sobre el trampolín y cayó sobre su cabeza. Quedó paralizada.
El alcance de la lesión aún no está claro. 'Está muy grave', reconoció el seleccionador, Leonid Arkayev, a la agencia Reuters cuando la gimnasta esperaba a ser operada por segunda vez en unos días. La revista especializada International Gymnast habla, citando a medios locales, de la rotura de la cuarta vértebra cervical, lo que incluso pondría en peligro la vida de esta muchacha de 1,51 metros y apenas 38 kilos de peso y, como mal menor, la condenaría a una silla de ruedas sin poder mover ni los brazos ni las piernas. A pesar de ello, los responsables de la gimnasia rusa son optimistas y aseguran que ya ha recuperado en parte la movilidad.
Zasipkina tiene muy difícil volver a un gimnasio. Su lesión se produce en uno de los momentos más difíciles para un atleta, como es el paso a la categoría absoluta. Ni siquiera es la mejor gimnasta rusa de su generación, si bien está entre las elegidas para llegar a Atenas 2004. Llevaba tres años viajando para foguearse antes de enfrentarse a una gran prueba. La suya fue en los Mundiales de Gante. No tuvo mucha suerte, ya que falló en dos de los cuatro aparatos -barra y suelo- el primer día. Arkayev decidió que sólo participara en la prueba de salto en la final por equipos. Logró la mejor nota de las rusas. No hubo más finales.
Este tipo de accidentes son muy raros en la gimnasia. La historia de Zasipkina casi calca, sin embargo, la de su compatriota Elena Mukina, que se rompió el cuello unos días antes de los Juegos Olímpicos de 1980. Mukina había tenido tiempo de ganar el Campeonato del Mundo individual. Zasipkina se ha quedado en el camino.
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