Los goles ignorados del PSOE
La posibilidad de que el ministro de Economía, Rodrigo Rato, no consiga sacudirse el cerco del PSOE y finalmente tenga que ser olvidado como candidato a presidente del Gobierno y sucesor de José María Aznar está dando origen a muchos movimientos internos en el PP y ha encendido algunas señales de alarma entre los responsables del partido. Lo curioso es que este posible éxito de la oposición socialista no está siendo valorado ni por los propios militantes del PSOE, de forma que los dirigentes del Partido Socialista están también haciendo frente a una etapa complicada, con numerosas críticas.
La incapacidad de la actual ejecutiva del PSOE para transmitir una imagen de oposición contundente está haciendo que pase desapercibido lo que en otras circunstancias podría ser considerado como un logro político considerable: echar fuera de la carrera presidencial a un competidor tan serio como el vicepresidente segundo, convirtiéndolo en un candidato a jefe de Gobierno propietario de multitud de empresas en dificultades y responsable del pago de complicados créditos. Y de paso, el PSOE ha logrado reabrir en el adversario un frente de discusión interna.
Los críticos del PSOE admiten que neutralizar a Rato como candidato sería un éxito político, pero creen que sigue habiendo poca tensión política cotidiana
Nada de esto está siendo valorado como un tanto en la cuenta de la ejecutiva de Ferraz. Los críticos admiten que 'neutralizar' a Rodrigo Rato cara a las próximas elecciones generales sería un éxito, pero reprochan a la dirección del PSOE lo que califican de 'evidente falta de tensión política' en otros muchos aspectos de la vida cotidiana.
Es cierto que la ejecutiva socialista mantiene en general un perfil bajo y que salvo el propio José Luis Rodríguez Zapatero, el portavoz parlamentario Jesús Caldera, el secretario de organización José Blanco y, en determinados capítulos económicos, Jordi Sevilla, los demás dirigentes socialistas no ha sido capaces de provocar polémicas o protagonizar públicamente la vida política. Bien sea por una voluntad explicíta de control o por una simple falta de impulso por parte de sus máximos dirigentes, la presencia pública de los políticos socialistas a nivel nacional sigue siendo, según algunos veteranos diputados, insuficiente.
'Hacen falta más caras, más gente, más actividad, diciendo públicamente lo que pensamos. Más todavía si se ha abierto en el PP, como parece, una discusión interna sobre la sucesión de Aznar', asegura un parlamentario muy experimentado y algo quejoso porque la dirección de su partido siga sin confiar abiertamente en la aportación de 'los clásicos'.
Un PP controlado
'No va a existir ninguna batalla interna por la sucesión en el congreso que se abre en enero', asegura un diputado del PP, convencido de que el partido no puede funcionar por 'aclamaciones predemocráticas, como propone Álvarez Cascos', y de que la dirección hará todo lo necesario para impedir que la propuesta del ministro de Fomento llegue al plenario. Las organizaciones territoriales, por ejemplo, han recibido ya instrucciones tajantes para que no den continuidad al debate.
Pero algunos dirigentes del partido consideran que la reacción de Álvarez Cascos, proponiendo que Aznar se presente a un tercer mandato, es una respuesta razonable a las dudas que existen sobre el futuro de Rato, que siempre fue considerado un buen candidato de consenso. Es también reflejo del miedo que despierta la aparición de otro posible sucesor del presidente del Gobierno 'que no recoja la historia del partido'.
El PP fue durante muchos años un partido dividido y desgarrado. Uno de los principales méritos de José María Aznar fue su reforma y modernización, una labor que llevó a cabo tenazmente, pero que fue posible gracias al apoyo de un grupo de dirigentes 'de toda la vida'. Ahora, una parte de esos dirigentes, que gozan de una privilegiada posición y quieren garantizarse su futuro, se siente relegada y amenazada, injustamente, por la posible aparición de un candidato que no tenga sus mismas raíces.
Muy pocos creen que el ministro de Fomento sea capaz de resistir la presión y llevar su propuesta hasta el congreso de enero. 'Todo está en marcha para evitar que obtenga más respaldos públicos', reconocen en la organización del PP.
Algunos creen, sin embargo, que la repentina reaparición de Álvarez Cascos logrará atraer el foco del congreso hacia él y hacia quienes están en situaciones parecidas. Y dejará claro a cuaquier posible candidato que Aznar tiene capacidad para nombrarle, pero que no sólo tiene que contar con su apoyo, sino que además deberá consensuar su posición con otros dirigentes del PP que no quieren ver anulada su capacidad de influencia.
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