Ocho de los 48 excursionistas salvaron la vida al quedarse en el hotel en Matalascañas
Unas 600 personas alojadas por el Inserso en Huelva llamaron a sus familiares para tranquilizarles
Con la cabeza adornada por una permanente caoba claro y el rostro anguloso tirante de tanta incertidumbre, Carmen Tejero, de 73 años, esperaba que alguien le dijera si su marido estaba vivo o muerto. Habían pasado casi cinco horas desde que el autobús en el que viajaba su esposo se había salido de la carretera en una curva y 19 personas habían perdido la vida y otras 21 estaban heridas. La señora Tejero no quería creerse, se resistía a pensar que su marido estaba entre los muertos, pero la espera, que no consiguió romper su gesto, la rompía por dentro. Ella le había animado a ir de excursión.
"Habrá mucho tráfico"
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