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Maurice Béjart presta a Víctor Ullate cuatro coreografías para su vuelta al Teatro Real

El maestro francés asistirá el día 21 al estreno de la Compañía de la Comunidad de Madrid

Jesús Ruiz Mantilla

Se formó con el barro de la maestra María de Ávila, pero Maurice Béjart le moduló como el bailarín que triunfó a su lado durante 14 años. Ahora, Víctor Ullate quiere rendir homenaje a su mentor y para eso ha escogido el regreso de su compañía al Teatro Real. Ullate le pidió prestada una coreografía a Béjart y éste le regaló cuatro, todo un programa. 'No sólo te doy un ballet, te doy la noche entera', le dijo el maestro cuando se lo propuso. El bailarín y coreógrafo francés acudirá al estreno de Soirée Béjart, que estará en cartel entre el 21 y el 25 de noviembre.

La Compañía Víctor Ullate Comunidad de Madrid trabaja duro estos días, junto a dos enviados del francés, Maina Guielgud y Michel Gascard, para el estreno de Soirée Béjart. Cuatro piezas componen el espectáculo: El pájaro de fuego, estrenada en octubre de 1970 en París; Bhakti III, en el Festival de Aviñón en 1968; Webern opus 5, en Bruselas en 1966, y Siete danzas griegas, presentada en París en 1983. 'El pájaro de fuego me hace especial ilusión, porque lo bailé yo a su lado', reconocía Ullate ayer en el Teatro Real. 'Yo soy un producto de Maurice Béjart. De él he aprendido el amor a este trabajo y la perseverancia; es un innovador, cada día le entiendo mejor', aseguró ayer Ullate.

Apareció bien tostado, algo que extraña en mitad de la ola de frío. Levanta su pelo en punta, se ha puesto un pendiente desde hace poco y se nota que ha metido horas haciendo músculo. No extraña tampoco. Las clases que imparte deben servirle para mantenerse en forma: 'Me gusta madrugar, levantarme a las siete y media para estar enseñando a las nueve'. Es herencia directa de la ilusión por el ballet y la danza que le inculcó Béjart: 'Es un innovador; hablar de danza y no mencionarle es absurdo. De él me han marcado su lucha, su perseverancia, su amor por el trabajo; que contase contigo para algo te hacía sentirte grande', afirma.

El día 21 le tendrá en el patio de butacas. 'Vendrá un día antes. Contar con sus coreografías es algo muy importante. Sólo se las ha cedido a tres compañías en todo el mundo: la de la Ópera de París, al Ballet de Tokio y a nosotros', aseguró ayer Ullate. Y en medio de tanto halago y devoción por el maestro, ¿hay algo que no le guste a Ullate de Béjart? 'Poco. Con los años le comprendo más. Tomaba decisiones drásticas a veces, pero es algo que al dirigir una compañía después puedes entender'.El bailarín español, que creó su propia compañía en 1988 y que consiguió el Premio Nacional de Danza en 1989 y la medalla de oro de Bellas Artes en 1996, se confiesa un tanto harto de luchas por su arte en este país. 'Mi tranquilidad de ahora es consecuencia de los porrazos que me he llevado. La aplico desde que una vez me encontré a un político en una fiesta y me dijo: 'Y tú, hoy, ¿qué me vas a pedir? Lo que tenga que ser, será. Ahora sólo pienso en vivir el momento. Me he retirado de la dirección artística de la compañía para centrarme en las clases y en temas más administrativos. Ser maestro, director y gestor provoca muchas tensiones', afirma.

Falta de apoyos

Se indigna cuando le insinúan que no ha encajado bien el vuelo libre por esos mundos de Dios de muchos de sus pupilos, como Ángel Corella, Tamara Rojo, Lucía Lacarra, Igor Yebra, María Giménez... 'Es lógico que se vayan, que quieran experimentar, y a mí me hacen un nombre como maestro por ahí fuera'. Cree que el hecho de que emigren tiene que ver con la falta de apoyo. 'Cuando ven que no tienen espacio en sus teatros se plantean qué hacen aquí'. Y encuentra el hecho de que un centro como el Real no cuente con compañía de danza estable como algo incomprensible: 'Un teatro sin compañía estable es como una casa sin cacerolas'.

Pero no se ha retirado del todo en la lucha. Ahora está especialmente ilusionado en la puesta en marcha de su fundación, con sede en Alcobendas (Madrid). 'Allí habrá un teatro y una escuela para formar bailarines desde edades tempranas. Podrán compaginar sus estudios de danza con el bachillerato en el centro. Es lo que todos hubiéramos deseado'.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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