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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

De institutos

En primer lugar, nuestra solidaridad con todo el profesorado que lo esté pasando mal en su trabajo.

Dicho esto, queremos ofrecer otro punto de vista, desde nuestra experiencia, sobre una cuestión muy de moda: la llamada violencia en las aulas.

1. Son muchos los problemas que los profesores encontramos en la ESO: doble red pública y privada, falta de financiación, concentración de alumnos con riesgo en la pública, problemas sociales derivados hacia la escuela, ataque a la autoridad del profesorado.

Pero la violencia y las agresiones a los docentes no es un problema generalizado, son casos puntuales. Una cosa es solidarizarse con fuerza con un compañero/a que ha tenido un problema y otra transmitir la idea de que las aulas son un caos.

Cualquier padre se pensaría dos veces llevar a su hijo/a a un centro donde la plantilla aparezca impotente para asegurar la gobernabilidad y buscar soluciones educativas.

2. Por ello, instalarse en la cultura de la queja no ayuda a resolver los problemas. Y mucho menos si no se plantean alternativas y propuestas válidas.

No lo serían apuntar a la exclusión de la escuela de los que ya suelen estar excluidos de la sociedad. Un problema hay que situarlo en sus justos términos para resolverlo; generalizarlo sólo sirve de desahogo o para dar argumentos a aquellos (Partido Popular) que están por una contrarreforma educativa que persigue la privatización de la enseñanza pública y convertir en un gueto la que quede, para que no consiga ser un instrumento en favor de una mayor igualdad social.

3. Hay soluciones que parten de los conflictos y no intentan esquivarlos. Pero sobre todo, es necesaria la máxima entrega porque trabajamos con un material humano muy sensible.

También hay que defender, incluso con la movilización, una mayor inversión y gasto educativo, el aumento del profesorado de apoyo y de compensatoria, la menor ratio de alumnos por clase, el refuerzo de la diversificación, el reparto de alumnos inmigrantes por todos los centros que reciben fondos públicos, etcétera.

4. Por último, estamos seguros de una cosa: las cosas irán peor en la enseñanza pública si los excelentes profesionales que ésta tiene tirasen la toalla.

La docencia sigue siendo una tarea apasionante. Como dice Emilio Lledó: ser profesor no es una simple forma de ganarse la vida, es una forma de ganar la vida de otros.

Si no podemos evitar los problemas, cambiemos su enfoque en positivo. No olvidemos que tanto la desmoralización como el entusiasmo se contagian.

Pero mantener la moral tiene dos ventajas: es más eficaz pedagógicamente y es gratificante para todos.

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