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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Viaje alrededor del éxodo

El fascinante relato que consigue componer Sebastião Salgado a través de tres centenares de fotografías en blanco y negro va mucho más allá de un simple testimonio gráfico sobre los principales movimientos migratorios registrados en el mundo en los últimos años. El fotógrafo brasileño recorrió 40 países entre 1994 y 1999 para realizar un proyecto con el que el fotoperiodismo alcanza sus máximas cotas artísticas, sin perder un ápice del carácter informativo y de denuncia social que lo caracterizan. Salgado combina con maestría la perfección técnica con el valor narrativo de la fotografía y consigue que nadie pueda permanecer indiferente ante la extraña mezcla de horror y belleza que consigue captar en sus imágenes. El propio artista toma partido claramente y convierte su trabajo en un grito que trata de despertar la conciencia universal y la solidaridad hacia los verdaderos desheredados de nuestro tiempo.

Éxodos

Sebastião Salgado. Fotografía. 'Emigrantes y refugiados: el instinto de supervivencia' (Aula de Cultura Caixanova, Ourense). 'La tragedia de África. Un continente abandonado' (Centro Cultural Caixanova, Vigo). 'América Latina: éxodo rural, caos urbanístico' (Sala de Exposición Caixanova, Pontevedra). 'Asia: la nueva cara del mundo urbanizado' y 'Retratos de los niños del éxodo' (iglesia de la Universidad y Colegio de Fonseca, Santiago de Compostela). Hasta el 2 de diciembre.

Las cinco partes en las que se divide la muestra ocupan otros tantos espacios diferentes en cuatro ciudades gallegas, lo que obliga al visitante interesado a desplazarse para poder comprender toda la complejidad de los problemas denunciados por Salgado. No deja de ser una ironía que una muestra sobre la emigración y en una tierra que ha vivido con intensidad este fenómeno nos obligue a viajar, pero los que acepten el reto no quedarán decepcionados.

Tras contemplar las cinco secciones tendrán la sensación de haber asistido a una película inolvidable sobre algunos de los principales retos a los que se enfrenta la humanidad: el aumento de población en el Tercer Mundo, la urbanización descontrolada, la destrucción del medio ambiente, el fanatismo religioso o étnico, las diferencias entre ricos y pobres.

El primer capítulo -Emigrantes y refugiados: el instinto de supervivencia- ofrece una panorámica general sobre el problema de la emigración y las distintas formas en que se presenta. Salgado recoge con su cámara a las personas que se ven obligadas a dejar su país por las dos pestes modernas: la guerra y el hambre. Los conocidos dramas de mexicanos, kurdos, afganos, marroquíes, kosovares, palestinos y tantos otros pasan por el tamiz de la cámara, para llegar hasta nuestros ojos con toda su crudeza. En medio de la tragedia, el fotógrafo a veces tiene tiempo para detenerse en la belleza de un paisaje.

Los siguientes episodios desmenuzan en imágenes las causas de los graves problemas que afectan a tres continentes: África, Asia y América Latina. Sin duda, las imágenes más duras son las procedentes de África, que sufre todas las plagas imaginables desde hace décadas. Personas aterrorizadas por la guerra o destruidas por el hambre desfilan bajo el objetivo de la cámara que capta de forma desnuda y cruda el inolvidable apocalipsis de Ruanda, la tragedia cotidiana de Angola o la huida eterna de la guerra en Sudán.

América Latina y Asia presentan problemas distintos que no escapan al ojo del fotógrafo brasileño. En su propio país encuentra un ejemplo de 'emigración revolucionaria' con el Movimiento de los Sin Tierra. El éxodo rural hacia las ciudades es una característica común a ambos continentes y Salgado nos enseña las condiciones de vida de los campesinos que llegan a ciudades como São Paulo, México DF, Yakarta, El Cairo, Shanghai o Bombay.

Pero la cámara de Salgado también encuentra momentos bellos entre tanto horror y miseria. De hecho, la última parte de la exposición es un canto a la esperanza reflejada en los rostros de los niños que a pesar de vivir en el caos no pierden la sonrisa y muestran su indudable afán por vivir.

La guerra de los Balcanes, las hambrunas de África o la pobreza de América Latina no impiden que los niños sigan creyendo que el futuro será mejor y que tal vez sólo tienen que dar un salto al otro lado de la cámara para poder vivirlo. En esta serie, el informador gráfico que se limitaba a contar lo que veía se convierte en un retratista que, como Goya o Velázquez, trata de desentrañar el misterio que esconde su personaje. En este caso se trata de una historia de penurias oculta tras una sonrisa.

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