El Bolillo mete a Ecuador en el Mundial

'Ecuador se bautizó mundialista'. Ese alegre titular del diario El Telégrafo de Guayaquil saludaba ayer por la mañana a los 12 millones de habitantes de este pequeño país suramericano. Y era verdad, Ecuador jugará el Mundial de Corea y Japón después de 71 años, toda su historia futbolística, intentando clasificarse para una fase final. El empate ante Uruguay el pasado miércoles en Quito (1-1) con nervios y gol de cabeza de Kaviedes (Celta de Vigo), mete a Ecuador en la selecta lista de 24 selecciones que ya tienen billete para la cita asiática.

Alegría trágica, sin embargo, para las cuatro personas que fallecieron en los festejos espontáneos que comenzaron nada más concluir el encuentro en las principales ciudades del país. Un hombre fue atropellado por un conductor ebrio. Los otros tres sufrieron diversos accidentes mortales. Los incidentes y las riñas 'tuvieron mucho que ver con el consumo excesivo de alcohol', según precisó la Cruz Roja ecuatoriana.

El seleccionador de Ecuador, el colombiano Hernán Bolillo Gómez, ajeno a la desgracia, también tenía mucho que celebrar: exhaló el aire contenido y respiró tranquilo. Misión cumplida. Una misión que le pudo costar la vida el pasado mes de mayo. Entonces, dos matones a sueldo le dispararon en un bar después de haberle golpeado con la culata del arma en la cabeza. Resultó herido en una pierna. El motivo de la agresión fue el de no alinear al hijo del ex presidente de Ecuador, Abdalá Bucaram, para un partido de la selección sub 20. Entonces, Bolillo, apodado así desde sus tiempos de jugador por no tener un solo pelo sobre la cabeza, arrojó la toalla y regresó a Colombia. Pero volvió. La insistencia de los aficionados ecuatorianos y la mediación del actual presidente, Gustavo Noboa, consiguieron que Gómez, de 45 años, regresara a terminar su trabajo.

Un trabajo culminado, que la colonia ecuatoriana en Madrid (100.000 personas) no se perdió. El embajador de Ecuador, Francisco Carrión, tampoco, y confesó ayer: 'Vi el partido en una discoteca con más de 500 compatriotas y con muchos nervios'.