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Reportaje:

El fútbol cataliza la protesta en Irán

Jóvenes y mujeres aprovechan las eliminatorias del Mundial para manifestarse

El régimen de los ayatolás ha tropezado con un nuevo quebradero de cabeza: los partidos de fútbol se han convertido en motivo para manifestaciones y desórdenes en los que intervienen gran número de jóvenes y, para mayor escarnio, muchas mujeres.

Tras los partidos de la fase eliminatoria para el Mundial de fútbol del año próximo en Japón y Corea, miles de jóvenes celebraban los triunfos, o protestaban contra las derrotas, de la selección iraní y recorrían las calles de varias ciudades al grito casi blasfemo de '¡América, te amamos!'. Todavía peor, han llegado incluso a vitorear al hijo del difunto sah de Persia Reza Pahlavi, que vive en Estados Unidos. Con estupor contemplan los clérigos iraníes y los dirigentes del régimen el surgimiento de una nueva generación con un potencial de unos 30 millones de jóvenes entre 15 y 25 años. A muchos de ellos parece importarles un pito los principios revolucionarios y aprovechan los partidos de fútbol para dar rienda suelta a su descontento.

Miles de iraníes critican las derrotas de su selección al grito de: '¡América, te amamos!'

Un comentarista de la agencia France Presse habla de 'una nueva generación de la revolución' y recoge la opinión del analista Daryouch Abdali: 'No hay nada sagrado para estos jóvenes, que no han conocido ni al sah del Irán ni a Jomeini, y mucho menos las atrocidades de la guerra contra Irak'. Estos jóvenes, en su infancia veían como normal a una madre que se maquillaba y a un padre que bebía alcohol, y ahora entran en contradicción con la normativa de un régimen que permite hacer manitas en los parques, pero prohíbe besarse o abrazarse.

Los partidos de fútbol se han convertido en ocasión para desencadenar una catarsis colectiva y, al mismo tiempo, elemento catalizador de la protesta de esta subcultura juvenil que emerge en Irán. Los incidentes más violentos se produjeron tras la derrota de Irán contra Bahreim, en Manama, el pasado 21 de octubre. Jóvenes enardecidos saquearon bancos y establecimientos públicos, en lo que las autoridades calificaron de 'actos de gamberrismo'. La prensa gubernamental reconoció que se produjeron numerosos heridos y hubo dos que quedaron en estado comatoso tras los choques con la policía. El pasado jueves 25, los incidentes se repitieron tras el partido contra los Emiratos Árabes Unidos, que permitió a Irán clasificarse para jugar una eliminatoria contra la selección de la República de Irlanda, que decidirá cuál de los dos países acudirá a la fase final de Japón y Corea.

Las protestas transcurren con arreglo casi a un ritual. La policía intenta desviar a los potenciales manifestantes, se cortan incluso las comunicaciones de teléfonos móviles para evitar la organización de las manifestaciones, pero todo esto no sirve de mucho. Los petardos, bombas incendiarias y enfrentamientos con la policía se repiten tras cada partido. El fútbol ha pasado a convertirse en un factor de desestabilización para el régimen de los ayatolás.

La prensa gubernamental se ocupa del tema y escribe que los jóvenes que protestan en las calles son exponente de 'la fosa existente entre dos visiones de la sociedad'. La prensa reformista escribe que no se trata de gamberros y 'no son jóvenes llegados de la Luna', sino de Irán. Para los clérigos más conservadores, detrás de esta protesta se esconde una campaña subversiva y atribuyen la protesta a la influencia de los canales de televisión que se reciben vía satétlite y emiten desde Estados Unidos. Por este motivo, los ayatolás han iniciado una campaña contra las antenas parabólicas. Según France Presse, han desmantelado ya 15.000 en Teherán y esperan cosechar unas 150.000 en todo el país.

Para complicar aún más la situación, se aproxima el próximo día 15 el partido decisivo entre Irán y la República de Irlanda, que ha provocado una decisión insólita del régimen de los ayatolás. Unas 300 mujeres irlandesas recibirán un visado y podrán asistir al partido que decide si la República de Irlanda o Irán irán a la fase final del Mundial.

Esta medida, liberalizadora para las pautas habituales de conducta que pretenden imponer los ayatolás, no alcanza a las miles de mujeres iraníes aficionadas al fútbol e hinchas de su selección. Las jóvenes iraníes se sienten discriminadas. Una crónica desde Teherán cita a una de ellas: 'Odio esta doble moral. ¿Cuál es la diferencia entre yo y una mujer irlandesa, que puede ver y apoyar a su selección?'.

Varias mujeres iraníes celebran en Teherán la victoria de su selección sobre los Emiratos Árabes la pasada semana.
Varias mujeres iraníes celebran en Teherán la victoria de su selección sobre los Emiratos Árabes la pasada semana.AP

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