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Columna
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Patriotismo

Parece que el PP ha decidido pugnar con los socialistas por la promoción de un 'patriotismo constitucional'. Más allá de la carencia de una nueva identidad española que se adapte al carácter plurinacional del Estado o que, de forma más precisa, haga de la pluralidad un objeto de adhesión primaria de los ciudadanos y no sólo de aceptación pragmática de una diversidad molesta, -lo que justificaría un intento de poner al día el secular perfil uniformista y excluyente de la españolidad-, a nadie se le escapa que Aznar persigue con la iniciativa, antes que nada, aglutinar ideológicamente un frente contra el nacionalismo vasco a cuenta de la testarudez homicida de ETA y su entorno. Se trataría, por tanto, de leer en forma reduccionista un término de inspiración habermasiana con la intención de proporcionar una coartada a aquel fundamentalismo democrático contra el que advirtió Cebrián hace unos meses y que lleva a los populares muy a menudo (como le ocurre al PNV en Euskadi) a acaparar toda la legitimidad por el hecho de ser mayoritarios. Nada más lejos, precisamente, de lo que 'patriotismo de la Constitución' quiere decir para Jürgen Habermas en una clave de radicalismo democrático, o de republicanismo, caracterizada por la defensa de una esfera pública donde el debate, el diálogo, la negociación y el consenso abran en favor de la sociedad civil los límites de la política. Uno sospecha que la fascinación que el concepto puede causar en la derecha recae más, al fin y al cabo, sobre el término 'patriotismo' que sobre 'constitucional'. Será curioso asistir a la evolución del discurso que ha de plasmarse en una ponencia del próximo congreso del PP. Con todo, tanto para socialistas como para populares el asunto no se resolverá a base de etiquetas. Si España debe avanzar hacia su configuración completa como Estado federal, encajando varios nacionalismos en su seno, o si la autodeterminación es algo contemplable en el País Vasco para ganar la paz son ya cuestiones de política pràctica que no resolverán las ideologías. De todas maneras, siempre es bueno que al patriotismo, de la clase que sea, se le añadan matices para despojarlo de sus atributos.

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