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DE LA NOCHE A LA MAÑANA
Columna
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Para enlazar con lo anterior

No deja de ser fascinante la política de una comunidad en la que la titular de autopromoción cultural derrocha con pasión un presupuesto del que su marido trata de rascar algo para su bienestar social.

El mesías sorianoEngolar la voz para soltar insignificancias es actitud que no cuadra ni al intelectual ni al caballero, pero Sánchez Dragó no es ni una cosa ni otra, así que se dedica a alardear de tonterías infautadas. Ahora le ha dado por vender la verdadera historia de los Evangelios, cuya superchería católica conoce de sobra hasta el más torpe de los bachilleres de letras, y va de especialista en iconoclastía cuando los estudiosos de los mitos religiosos le llevan varias cabezas y muchos libros serios de ventaja. Le encantaría ser acosado por la Inquisición, claro que sólo hasta cierto punto, hasta ese punto exacto que permite aumentar la tirada de ejemplares, pero ni siquiera es molestado por la hilaridad de los que saben. Verle en la tele con Pedro Ruiz intercambiando piropos es una experiencia cristiana. Espeluznante, pero cristiana.Un muchachito de ValladolidEs estupendo, José María Aznar. Su reciente y recio amigo Camilo J. Cela hace una de las suyas, repitiendo hasta tres veces el mismo canto del gallito sobre la importancia de su lengua, y va y dice que el Nobel gallego es un ejemplo de hasta dónde podemos llegar los españoles. No parece que se refiriera a su notable habilidad para la picaresca cacofónica, así que sería un comentario elogioso. Elogioso, sí, pero teñido de ese lamentable complejo de inferioridad democrática que ¡todavía! le aqueja y que tantos desaires incluso gráficos le depara. Tengo para mi que sus asesores se han ocupado también de cambiar la manera de caminar del inquilino de Moncloa, en pos tal vez de una majestuosidad bastante improbable, por lo que ha perdido el compás de los brazos a modo de acompañamiento. Y si el jefe cree que el bronco y copero CJC es un ejemplo de algo para alguien, hora es de volver los ojos a Homero.El presentador valencianoAl fin y al cabo, un tipo como Jesús Mariñas no parece que engañe a nadie que no anhele ser estafado, y lo mismo esa tropa de periodistas vociferantes y absurdos que pueblan la Tómbola del anciano Canal Nou. Pero Ximo Rovira, por dios, con su carita de no haber roto nunca más platos de los estrictamente necesarios. Está por hacer el estudio sobre el modo en que la televisión autonómica envilece sin remedio a sus estrellas desde hace pocos años, pocos en comparación con los que dura la ignominia, pero también es que se prestan. No es ya que Lluís Motes parezca -en pantalla- un perro de presa que, más que dar noticias, las escupe entre sonrisas del todo inoportunas; es que la presencia de Julián Lago es todo excepto tranquilizadora en horario de medianoche. Está claro que una cierta renovación se impone. Es hora de que la Reig y el Villaescusa abandonen su natural timidez parlamentaria para distraernos en directo con su rico repertorio de variedades.Una alegría sospechosaComiendo o tomando copas con amigos y conocidos sorprende la cantidad de gente que más o menos abiertamente se congratula del ataque terrorista contra las torres gemelas. Los argumentos son de lo más variado, y van desde el justiciero ellos se lo han buscado a la afirmación de que Estados Unidos sería el mayor país terrorista del globo, etcétera, a lo que se añade a veces la duda sobre la verdadera autoría del desastre, que algunos consideran más o menos autoinducido. Se ignora que de las torres neoyorkinas se están rescatando todavía lo que queda de miles de cadáveres, que las víctimas no eran marines ni agentes del gobierno, y se olvida que cuando lo de Hipercor todos coincidimos en que esas atrocidades no se cometen. También se detecta cierta alegría inconfesa por el posible recorte de libertades cívicas, porque así se confirmaría una vez más lo acertado y la incesante actualidad de la creencia antiyanqui. Sin reparar en que esa desviada tenacidad es ya aburrido terrorismo de café.El cineasta burladoNo se sabe como todo un Luis García Berlanga, con su rica experiencia a cuestas, y sus rumberos locales, se han dejado embaucar por un proyecto como el de la Ciudad de la Luz, pues era seguro que, en estando el actual inquilino de la Generalitat de por medio, la cosa tenía truco. La crisis de Terra Mítica lleva a pedir ayuda a la Paramount, que entra en campaña a condición de asumir todas las competencias colaterales de un proyecto en el que los valencianos harán de figurantes. Algo parecido ocurre con la pomposa Fundación para la Investigación del Audiovisual -y con el sector audiovisual en general- que se queda compuesto y sin presupuesto a la vista. No es que aún les pase poco, por andar en tales compañías, pero sí que veremos quién les sigue acompañando ahora que tanto han enseñado la patita.Un muchachito de ValladolidEs estupendo, José María Aznar. Su reciente y recio amigo Camilo J. Cela hace una de las suyas, repitiendo hasta tres veces el mismo canto del gallito sobre la importancia de su lengua, y va y dice que el Nobel gallego es un ejemplo de hasta dónde podemos llegar los españoles. No parece que se refiriera a su notable habilidad para la picaresca cacofónica, así que sería un comentario elogioso. Elogioso, sí, pero teñido de ese lamentable complejo de inferioridad democrática que ¡todavía! le aqueja y que tantos desaires incluso gráficos le depara. Tengo para mi que sus asesores se han ocupado también de cambiar la manera de caminar del inquilino de Moncloa, en pos tal vez de una majestuosidad bastante improbable, por lo que ha perdido el compás de los brazos a modo de acompañamiento. Y si el jefe cree que el bronco y copero CJC es un ejemplo de algo para alguien, hora es de volver los ojos a Homero.El presentador valencianoAl fin y al cabo, un tipo como Jesús Mariñas no parece que engañe a nadie que no anhele ser estafado, y lo mismo esa tropa de periodistas vociferantes y absurdos que pueblan la Tómbola del anciano Canal Nou. Pero Ximo Rovira, por dios, con su carita de no haber roto nunca más platos de los estrictamente necesarios. Está por hacer el estudio sobre el modo en que la televisión autonómica envilece sin remedio a sus estrellas desde hace pocos años, pocos en comparación con los que dura la ignominia, pero también es que se prestan. No es ya que Lluís Motes parezca -en pantalla- un perro de presa que, más que dar noticias, las escupe entre sonrisas del todo inoportunas; es que la presencia de Julián Lago es todo excepto tranquilizadora en horario de medianoche. Está claro que una cierta renovación se impone. Es hora de que la Reig y el Villaescusa abandonen su natural timidez parlamentaria para distraernos en directo con su rico repertorio de variedades.Una alegría sospechosaComiendo o tomando copas con amigos y conocidos sorprende la cantidad de gente que más o menos abiertamente se congratula del ataque terrorista contra las torres gemelas. Los argumentos son de lo más variado, y van desde el justiciero ellos se lo han buscado a la afirmación de que Estados Unidos sería el mayor país terrorista del globo, etcétera, a lo que se añade a veces la duda sobre la verdadera autoría del desastre, que algunos consideran más o menos autoinducido. Se ignora que de las torres neoyorkinas se están rescatando todavía lo que queda de miles de cadáveres, que las víctimas no eran marines ni agentes del gobierno, y se olvida que cuando lo de Hipercor todos coincidimos en que esas atrocidades no se cometen. También se detecta cierta alegría inconfesa por el posible recorte de libertades cívicas, porque así se confirmaría una vez más lo acertado y la incesante actualidad de la creencia antiyanqui. Sin reparar en que esa desviada tenacidad es ya aburrido terrorismo de café.

Luis García Berlanga pasea por la calle que leva su nombre en Valencia.
Luis García Berlanga pasea por la calle que leva su nombre en Valencia.MÒNICA TORRES
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