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Un peluquero paga 155.000 pesetas por cinco pelos de Napoleón

Clausurada la Feria del Disco de Coleccionista

¿Quién sino un peluquero podía hacerse con los cinco cabellos de Napoleón que se subastaron ayer en la Feria del Disco de Coleccionista? El dueño de la cadena de peluquerías Raffel Pagès, del mismo nombre, se limitó a superar en 5.000 pesetas una primera oferta realizada por teléfono en el transcurso de la tradicional subasta que cierra la feria. Jordi Tardà, su director, gritó: '¡Vendido!', y Pagès se quedó el lote por 155.000 pesetas, un precio que consideró 'justo'.

Un poco antes de la escena de adjudicación, Tardà había justificado la inclusión de tan excéntrico lote en una feria destinada a los amantes de la música -organizada por la emisora de la Generalitat Catalunya Ràdio- con la siguiente frase: 'Napoleón era Leo, como Mick Jagger. Ahí está el vínculo con la feria'. Y aún antes: 'Lo que queríamos era que los diarios hablaran de la subasta. Y lo hemos conseguido'. Aunque los cabellos de Napoleón y su correspondiente certificado de autenticidad consiguieron comprador, no hubo tanta suerte con un vestido de seda natural de Jacqueline Kennedy, que tenía un precio de salida de tres millones de pesetas.

Todo esto sucedió en una subasta que se despachó con mucha más celeridad de lo que es normal en una feria que ha llegado este año a la 17ª edición y que el propio Tardà calificó de 'fría'. Empezó pasadas las seis de la tarde y terminó poco después de las siete: el Madrid-Barça apremiaba y había que evitar que el público empezara a desfilar antes de terminar. Al final se vendió el 63% de los casi 100 lotes ofertados, cuando lo habitual es que se coloque el 80%, según Tardà.

Recuerdo a ZelesteUno de los momentos más esperados por la organización fue la subasta de 18 lotes con objetos de la desaparecida sala Zeleste procedentes del embargo decretado para sufragar la deuda que la empresa tenía con la Seguridad Social, que tuvo un final más bien agridulce. De los 18 lotes se vendieron ocho: unos 1.200 elepés y singles de la discoteca Zeleste (100.000 pesetas), el rótulo que figuraba en la calle (50.000 pesetas), un magnetófono (30.000 pesetas), unas 200 cintas con maquetas del sello discográfico que llevaba el nombre de la sala (40.000 pesetas), unas 50 cintas de vídeo y material audiovisual (34.000 pesetas), dos cintas master del disco de Blay Tritono (10.000 pesetas), dos focos (22.000 pesetas) y un micrófono (22.000 pesetas). Nadie pujó, en cambio, por el viejo piano de pared que se encontraba en la escuela de música que la sala tenía en la antigua sede de la calle de Argenteria, que tenía un precio de salida de 200.000 pesetas. Ni por la bola de espejos (a 30.000 pesetas). Tampoco por las cintas de audio con conciertos de Tete Montoliu, Jordi Sabatés y El Último de la Fila, este último especialmente emblemático puesto que se trataba del concierto con que se cerró la etapa de Zeleste en el barrio de la Ribera.

Pero la subasta de la Feria del Disco de Coleccionista de Cataluña cosechó algunos otros momentos álgidos. Fue con las pujas que tenían por objeto algunas de las guitarras en oferta. Una guitarra eléctrica con las firmas de la formación original de la banda Lynyrd Skynyrd fue vendida por 170.000 pesetas, 50.000 pesetas por encima del precio de salida. Otra, firmada por el stone Keith Richards y con la inscripción Midnight rambler y la letra de la misma canción, fue vendida por 400.000 pesetas, cuando el precio de salida era de 250.000 pesetas. Una guitarra eléctrica dorada firmada por Frank Zappa fue comprada por 200.000 pesetas.

Aunque la subasta fue más deslucida que en ocasiones anteriores, la Feria del Disco ha cosechado una buena afluencia de público desde que abrió las puertas el pasado viernes en el Palacio Alfonso XIII de la Feria de Barcelona. A las 17.00 horas de ayer se habían registrado unas 3.000 visitas más que el año pasado, en el que se batió un récord de asistencia con más de 70.000 entradas.

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