Mi párroco y Bin Laden

El motivo de mi carta es agradecerle a usted, señor párroco de Castilblanco de los Arroyos, la ayuda que me prestó cuando le comuniqué mi estado de salud. Usted y otros miembros de su parroquia sabían que yo tenía que operarme de una hernia. Sabían que yo estaba en lista de espera y, a pesar de esto, me han hecho la vida imposible una y otra vez. Usted sabe, señor párroque, que he vomitado después de algunas de esas reuniones-encerrona que preparó para echarnos de la parroquia a mi familia y a mí, como consecuencia del miedo y el nerviosismo que me ha provocado. Así hasta empeorar en mi estado de salud.

Señor párroco, es usted tan fanático y fundamentalista como ese terrorista que todo el mundo busca. La única diferencia es que usted no estrella aviones, sino catequistas contra mí y los que creemos en la libertad de los hijos de Dios. Aquel día en el que algunas catequistas criticaban a mi familia o aquel día en el que usted insultaba al Ayuntamiento de Castilblanco en una cena del equipo de Cáritas, yo tenía que haberme ido; sin embargo, mi amor por la iglesia que usted politiza (apoyando a la oposición del Ayuntamiento) ha podido más. Porque la iglesia tiene que ser plural, sin embargo, usted la ha convertido en una secta de talibanes agresivos que amenazan a los demás en el Consejo Pastoral.

Señor párroco, que se monte usted muchas 'juergas' mientras yo he sido sometida a una grave operación. Párrocos como usted provocan la expulsión de maestras de religión.-