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COYUNTURA ESPAÑA
Columna
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La inflación afloja

Como decía el pasado domingo, entre el aluvión de malas noticias económicas que estamos conociendo en los últimos meses, también se produce alguna de signo positivo. Lo mejor proviene del ámbito de los precios. Entre junio y septiembre la inflación cayó del 4,2% al 3,4%. Además, si analizamos los principales factores que la determinan a corto plazo (a largo tendríamos que dar la razón a los monetaristas y admitir que es el ritmo de expansión de la cantidad de dinero el factor determinante), podemos concluir que la tendencia a la baja va a continuar en los próximos meses. Las previsiones de FUNCAS apuntan a un 3% para el mes de octubre que acaba de terminar, un 2,7% en diciembre próximo y tasas en el entorno del 2% a partir de la próxima primavera.

Las previsiones de FUNCAS señalan que este año terminará con un IPC del 2,7%

Los lectores asiduos de esta columna tienen derecho, en principio, a valorar esta previsión con cierto escepticismo, pues lo mismo sostuve a comienzos de este año, y en los meses siguientes la inflación no sólo no se desaceleró sino que, como puede verse en el gráfico, cambió su orientación al alza hasta situarse en el 4,2% señalado. Las razones del fallo de previsión ya las comenté aquí en otra ocasión, pero principalmente obedecieron a fenómenos atípicos (vacas locas, etcétera) de difícil o imposible captación por cualquier modelo de previsión. Hoy, sin embargo, muchas de estas anomalías han desaparecido y todo apunta a que la inflación mantenga la tendencia a la baja que ya debería haberse producido desde el comienzo del año.

En primer lugar, los precios de los alimentos se están normalizando, lo que se traduce en una desaceleración notable de sus tasas de crecimiento. Como puede verse en el gráfico, este fenómeno puede prolongarse hasta mediados del próximo año.

Otro factor importante es el precio de la energía y de las materias primas en general, que está cayendo como consecuencia del debilitamiento de la demanda provocada por la recesión económica internacional. Lo mismo puede decirse de los precios de los productos manufacturados importados que, como sucede siempre que el comercio internacional entra en recesión, pueden descender al intensificarse la competencia por mantener o incrementar las cuotas de mercado.

Junto a estos factores externos o extraordinarios, debemos contemplar otros dos de origen interno. El primero, la fuerte desaceleración que podría sufrir el consumo a partir de la próxima primavera, una vez desaparezcan los efectos de la afloración del dinero negro que en estos momentos lo están sosteniendo. El segundo, los aumentos salariales. Teniendo en cuenta el impacto que el débil crecimiento de la economía va a tener sobre el empleo durante el próximo año y las perspectivas de disminución de la inflación señaladas, es de esperar que continúe la moderación salarial.

Es más, aprovechando las próximas negociaciones de un pacto social anunciadas por los sindicatos y la patronal, es ya hora de cambiar alguna de las prácticas que guían la negociación colectiva. Entre ellas, la referencia de inflación, que no debería ser la de España sino la media de los países pertenecientes a la Unión Económica y Monetaria (UEM), con los que compartimos moneda y mercados.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (FUNCAS).

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